En esta porción de la Serie Ciudadanía Basada en la Fe, publicada por Sociedades Bíblicas Unidas en Ecuador, hallará pensamientos surgidos de la Biblia acompañados de algunas reflexiones que buscan conectarle con la sabiduría de milenios que concentran las Escrituras. Queremos que al leer este texto actúe, promoviendo la conversación y la acción en sus ámbitos personales de acción. Sea en la familia, el trabajo, el sitio de estudio; en la iglesia local o la parroquia, le invitamos a conversar con quienes forman parte de sus círculos de referencia sobre qué es ser un buen ciudadano desde la perspectiva de la Palabra de Dios, la Biblia, y cómo ayudar juntos a nuestra nación. Serie Ciudadanía Basada en la Fe
Un ciudadano como Dios manda
Nuestro país vive una crisis de valores profunda que alcanza a todas las esferas sociales. Corrupción, intereses regionales y partidistas, cultura de confrontación, medidas dirigidas a grupos privilegiados en demérito de mayorías postergadas, son algunos de los elementos que componen un caldo de cultivo de descontentos sociales que se ocultan bajo una aparente tranquilidad y clima de paz.
Esta crisis amenaza la gobernabilidad y el estado de derecho en el país, ya que la presión existente no se puede contener por mucho más tiempo. Y cual volcán en proceso de erupción, más pronto que tarde el descontento social puede estallar y descontrolarse como río desbordado en temporada de lluvias.
Frente a esto, la ciudadanía se halla dividida en dos grandes bloques: aquellos que se indignan, organizan, actúan, reclaman y proponen cambios al estado actual de cosas; y quienes se refugian en una actitud de indiferencia. Creemos que esta no es la mejor forma de respuesta y reacción a la crisis que vivimos: con la indiferencia la ciudadanía pasa a convertirse, sin proponérselo, en cómplice pasivo de la corrupción, la violencia y la impunidad.
Los grupos que rechazan la indiferencia y optan por la indignación, representan un avance y una gran reserva de soluciones para la sociedad en su totalidad. La indignación, si se canaliza bien, lleva a la reflexión, organización y acción. Ella puede ser la señal de un monitoreo permanente de los antivalores que amenazan el bien común de todas las partes integrantes de la sociedad.
En esta coyuntura todo ciudadano y ciudadana tiene la responsabilidad de ser parte de la transformación del país a través de la participación activa. Con este objetivo hemos preparado la publicación que tiene en sus manos. Esta serie, Ciudadanía basada en la fe propone, a través de la lectura y aplicación de los principios que ofrece la Biblia, ser entre todos parte de la restauración de nuestro país.
Creemos que un ciudadano como Dios manda ejerce de manera consciente e informada sus obligaciones y derechos; basa su comportamiento en principios éticos fundamentales aplicables a todos; hace las cosas bien desde el principio; respeta la ley y actúa con honradez e integridad, por el propio bien, por el bien de los demás y por el bien del país en general.
En esta porción de la Serie Ciudadanía Basada en la Fe, hallará pensamientos surgidos de la Biblia acompañados de algunas reflexiones que buscan conectarle con la sabiduría de milenios que concentran las Escrituras. Queremos que al leer este texto actúe, promoviendo la conversación y la acción en sus ámbitos personales de acción. Sea en la familia, el trabajo, el sitio de estudio; en la iglesia local o la parroquia, le invitamos a conversar con quienes forman parte de sus círculos de referencia sobre qué es ser un buen ciudadano desde la perspectiva de la Palabra de Dios, la Biblia, y cómo ayudar juntos a nuestra nación.
Daniel Oliva
Sociedades Bíblicas Unidas en Ecuador
¿Qué es ser ciudadano?
La ciudadanía es un concepto relacionado con el derecho de participación de los individuos que son parte de una nación en las actividades económicas, sociales, culturales y políticas de dicha nación, derechos que abarcan los ámbitos privados y públicos. Leer más…
Gobernantes y gobernados: Poder y autoridad.
En nuestras sociedades actuales, azotadas por la corrupción, es importante abordar el tema del poder versus la autoridad. Debe ser claro que toda persona que tiene un cargo de eminencia en el Estado pierde su autoridad si es corrupta, Leer más…
La corrupción muchas caras.
La codicia, el deseo desmedido de tener y ostentar, la adicción a los privilegios, la insensatez y sobre todo el amor al dinero, dan como resultado actos ilegales e inmorales mediante los cuales se intercambian favores a cambio de grandes sumas de dinero. Leer más…
Un ciudadano como Dios manda, trabaja por la paz y la justicia.
La popular frase “… como Dios manda” suele indicar, en nuestra cultura mayoritariamente cristiana, la mejor alternativa de entre varias. Ser un “ciudadano como Dios manda” sugiere, por ejemplo, la mejor manera de ser un ciudadano. Pero, ¿qué hace un ciudadano
como Dios manda? ¿Cómo sería? ¿Qué haría? Leer más...
Un ciudadano como Dios manda, propone soluciones.
Una persona con iniciativa es siempre bienvenida, y un ciudadano como Dios manda no debe carecer de esta cualidad. Ser proactivo, proponer ideas, cursos de acción para resolver problemas es una destreza necesaria en la vida pues ella nos plantea todos los días problemas para resolver, Leer más…
Un ciudadano como Dios manda, es íntegro.
La integridad es una cualidad del carácter que significa ausencia de doblez, dualidad e hipocresía. La integridad nos hace ser una sola persona, siempre la misma en todo lugar y circunstancia. En una persona íntegra las cosas que dice y las que hace concuerdan. Cumple lo que promete y nunca echa mano de justificaciones pueriles si falla en algo. Leer más…
Un ciudadano como Dios manda, practica la compasión.
La palabra compasión significa “padecer con”. Significa ponerse en el lugar del otro y compartir su sufrimiento. La compasión no tiene nada que ver con la forma usual de entender el término, como sinónimo de “lástima”. Leer más…
Un ciudadano como Dios manda, practica el respeto.
La palabra respetar, dicen quienes conocen el origen del término, viene del latín respicere, que significa “mirar”. Respetar es la capacidad de mirar a los otros tal como son y tener conciencia de su individualidad única. Leer más…
Un ciudadano como Dios manda, es responsable.
La responsabilidad no es más que la capacidad de “responder” a una determinada necesidad. Cuando aceptamos las consecuencias de nuestros actos, cuando cumplimos con las obligaciones adquiridas, cuando honramos nuestra palabra, cuando asumimos el esfuerzo que exigen las tareas propias, somos responsables. Leer más…
Un ciudadano como Dios manda, es justo.
Justicia es, según el diccionario, “obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde”. Para cumplir con un cometido tan sencillo y tan complicado a la vez, la persona que quiere ejercer justicia debe buscar siempre la verdad, tener buen juicio, integridad y madurez. Leer más…
Participación ciudadana para transformar el país.
La participación en la vida del país no se limita al voto durante los procesos electorales. Nuestra participación como ciudadanos tiene múltiples facetas que incluyen ámbitos privados y públicos, y en ambos podemos marcar una diferencia para contribuir al bienestar general. Leer más…