La Navidad es mucho más que regalos y compras
«Y LES DIJO: MIRAD, Y GUARDAOS DE TODA AVARICIA; PORQUE LA VIDA DEL HOMBRE NO CONSISTE EN LA ABUNDANCIA DE LOS BIENES QUE POSEE» (LUCAS 12.15, RVR1960).
La Navidad puede significar muchas cosas. Para algunas personas solo se trata de unos días libres de escuela o trabajo, ideales para tomar un descanso. Otros aprovechan la ocasión para celebrar una gran reunión familiar. En algunos países se practican tradiciones y costumbres heredadas de los antepasados. Y también hay quienes reciben esta época del año con un profundo sentimiento de tristeza, soledad y abandono.
¿Qué sentimos nosotros cuando llega la Navidad?
Algunos acostumbran gastar mucho dinero durante esta época. Utilizan sus tarjetas de crédito para comprar cosas que quizás terminarán de pagar en la siguiente Navidad. Incluso, al pasar los meses, hay familias que se ven forzadas a pedir dinero prestado para pagar sus compromisos anteriores, y entran en un círculo de esclavitud financiera del cual pocos logran librarse.
Es triste, pero el consumismo se ha convertido en la práctica habitual de muchísimas personas. A pesar de las crisis políticas, sociales y económicas que existen en nuestros países, cada año vuelve a establecerse una especie de «permiso navideño», un tiempo en el que se disimulan los dolores y se pretende satisfacer el vacío interior a través de las compras.
¡Qué diferente es vivir la Navidad con Jesús en el corazón!
Cuando tenemos a Jesús en el corazón, comprendemos que no se trata de unos días de descanso sino de invertir buenos momentos con la familia, que no consiste en pensar cómo satisfacer nuestros propios deseos sino de ayudar a los demás en sus necesidades, que para nada es un tiempo de tristeza sino de felicidad porque celebramos el nacimiento del salvador.
Sumérgete: La Navidad es mucho más que regalos y compras. Es recibir el regalo de Dios en nuestros corazones y compartirlo con los demás. ¡Todos necesitan conocer a Jesús!