1 Por lo tanto, dejen de hacer lo malo. No se digan mentiras, no sean hipócritas, no sean envidiosos ni chismosos. 2 Más bien, busquen todo lo que sea bueno y que ayude a su espíritu, así como los niños recién nacidos buscan ansiosos la leche de su madre. Si lo hacen así, serán mejores cristianos y Dios los salvará, 3 pues ustedes han comprobado que el Señor es bueno.
El nuevo pueblo de Dios
4-5 Ustedes son piedras vivas que Dios está usando para construir un templo espiritual. Por lo tanto, acérquense a Jesucristo, pues él es la piedra viva que la gente despreció, pero que Dios eligió como la piedra más valiosa. Además, ustedes son sacerdotes especiales, y por medio de Jesucristo le ofrecerán a Dios los sacrificios que a él le agradan. 6 Pues Dios dice en la Biblia:
«Yo seré para Jerusalén
una piedra valiosa y escogida.
Seré la piedra principal,
y serviré de base al edificio.
»El que confíe en mí
jamás será engañado.»
7 Ustedes creen en Dios, y por eso consideran que esa piedra es muy valiosa. Pero a los que no creen, les sucede lo que dice la Biblia:
«La piedra que rechazaron
los constructores del templo
es ahora la piedra principal.»
8 Y también:
«Esta es la piedra
por la que muchos caerán;
muchos tropezarán en esta roca.»
¡Eso es lo que se merecen! ¡Tropezarán por no aceptar el mensaje de Jesucristo!
9 Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho.
10 Antes, ustedes no eran nada,
pero ahora son el pueblo de Dios.
Antes, Dios no les tenía compasión,
pero ahora los ama mucho.
El buen ejemplo
11 Amados hermanos en Cristo, les hablo como si ustedes fueran extranjeros y estuvieran de paso por este mundo. No hagan nada que obedezca a sus malos deseos, pues esos deseos los llevarán a la perdición.
12 Pórtense bien cuando estén con gente que no cree en Dios. Así, aunque ahora esa gente hable mal de ustedes, como si fueran unos malvados, luego verá el bien que ustedes hacen, y alabará a Dios el día en que él les pida cuentas a todos.
El respeto a las autoridades
13 Para que nadie hable mal de nuestro Señor Jesucristo, obedezcan a todas las autoridades del gobierno. Obedezcan al emperador romano, pues él tiene la máxima autoridad en el imperio. 14 Obedezcan también a los gobernantes. El emperador los ha puesto para castigar a los que hacen lo malo, y para premiar a los que hacen lo bueno. 15 Dios quiere que ustedes hagan el bien, para que la gente ignorante y tonta no tenga nada que decir en contra de ustedes.
16 Ustedes son libres porque son servidores de Dios. Pero no crean que por ser libres pueden hacer lo malo. 17 Respeten a todos, y amen de manera especial a los miembros de la iglesia. Honren a Dios y respeten al emperador romano.
Responsabilidades de los esclavos
18 A los esclavos y a las esclavas les mando que obedezcan a sus amos y que los respeten. Pero no solo a los que son buenos y comprensivos, sino también a los que son malos. 19 Dios bendice a los que, por ser fieles a él, sufren injustamente y soportan el sufrimiento. 20 Si alguno es castigado por hacer algo malo, y soporta con paciencia el castigo, no está haciendo nada extraordinario. Pero si uno sufre y soporta el sufrimiento por haber hecho algo bueno, Dios lo bendecirá.
21 Si acaso sufren injustamente, recuerden que Dios les ha ordenado sufrir con paciencia. Y en eso Cristo les ha dado el ejemplo, para que hagan lo mismo, pues él sufrió por ustedes. 22 Cristo no pecó nunca, y jamás engañó a nadie. 23 Cuando lo insultaban, jamás contestaba con insultos, y jamás amenazó a quienes lo hicieron sufrir. Más bien, dejó que Dios lo cuidara y se encargara de todo, pues Dios juzga a todos con justicia. 24 Cristo hizo suyos nuestros pecados, y por eso murió en la cruz. Lo hizo para que nosotros dejemos por completo de hacer el mal, y vivamos haciendo el bien. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados. 25 Antes, ustedes andaban como ovejas perdidas, pero ahora han regresado a Cristo, que es como un pastor que los cuida y los protege.
1 Wherefore laying aside all malice, and all guile, and hypocrisies, and envies, and all evil speakings, 2 As newborn babes, desire the sincere milk of the word, that ye may grow thereby: 3 If so be ye have tasted that the Lord is gracious. 4 To whom coming, as unto a living stone, disallowed indeed of men, but chosen of God, and precious, 5 Ye also, as lively stones, are built up a spiritual house, an holy priesthood, to offer up spiritual sacrifices, acceptable to God by Jesus Christ. 6 Wherefore also it is contained in the scripture, Behold, I lay in Sion a chief corner stone, elect, precious: and he that believeth on him shall not be confounded. 7 Unto you therefore which believe he is precious: but unto them which be disobedient, the stone which the builders disallowed, the same is made the head of the corner, 8 And a stone of stumbling, and a rock of offence, even to them which stumble at the word, being disobedient: whereunto also they were appointed. 9 But ye are a chosen generation, a royal priesthood, an holy nation, a peculiar people; that ye should shew forth the praises of him who hath called you out of darkness into his marvellous light: 10 Which in time past were not a people, but are now the people of God: which had not obtained mercy, but now have obtained mercy.
11 Dearly beloved, I beseech you as strangers and pilgrims, abstain from fleshly lusts, which war against the soul; 12 Having your conversation honest among the Gentiles: that, whereas they speak against you as evildoers, they may by your good works, which they shall behold, glorify God in the day of visitation.
13 Submit yourselves to every ordinance of man for the Lord’s sake: whether it be to the king, as supreme; 14 Or unto governors, as unto them that are sent by him for the punishment of evildoers, and for the praise of them that do well. 15 For so is the will of God, that with well doing ye may put to silence the ignorance of foolish men: 16 As free, and not using your liberty for a cloke of maliciousness, but as the servants of God. 17 Honour all men . Love the brotherhood. Fear God. Honour the king. 18 Servants, be subject to your masters with all fear; not only to the good and gentle, but also to the froward. 19 For this is thankworthy, if a man for conscience toward God endure grief, suffering wrongfully. 20 For what glory is it , if, when ye be buffeted for your faults, ye shall take it patiently? but if, when ye do well, and suffer for it , ye take it patiently, this is acceptable with God. 21 For even hereunto were ye called: because Christ also suffered for us, leaving us an example, that ye should follow his steps: 22 Who did no sin, neither was guile found in his mouth: 23 Who, when he was reviled, reviled not again; when he suffered, he threatened not; but committed himself to him that judgeth righteously: 24 Who his own self bare our sins in his own body on the tree, that we, being dead to sins, should live unto righteousness: by whose stripes ye were healed. 25 For ye were as sheep going astray; but are now returned unto the Shepherd and Bishop of your souls.