El esposo y la esposa
1 Ustedes, las esposas, deben obedecer a sus esposos en todo. De esa manera, si ellos no creen en el mensaje de la buena noticia, el comportamiento de ustedes podrá convencerlos, 2 pues verán que ustedes son honestas y respetuosas.
3-4 Que el adorno de ustedes no sea de cosas externas, como peinados exagerados, o con joyas de oro y vestidos lujosos. La belleza no depende de las apariencias, sino de lo que hay en el corazón. Así que, sean ustedes personas tranquilas y amables. Esta belleza nunca desaparece, y es muy valiosa delante de Dios.
5 Así eran algunas mujeres en el pasado: confiaban en Dios y obedecían a sus esposos. 6 Así fue Sara, pues obedecía a Abraham y lo llamaba «señor». Si ustedes hacen el bien y no tienen miedo de nada, serán como ella.
7 En cuanto a ustedes, los esposos, sean comprensivos con sus esposas. Reconozcan que ellas no tienen la fuerza de ustedes, pero que también a ellas Dios les ha prometido la vida eterna. Si ustedes lo hacen así, Dios escuchará sus oraciones.
Deberes cristianos
8 En fin, todos ustedes deben vivir en armonía y amarse unos a otros. Pónganse de acuerdo en todo, para que permanezcan unidos. Sean buenos y humildes. 9 Si alguien les hace algo malo, no hagan ustedes lo mismo; si alguien los insulta, no contesten con otro insulto. Al contrario, pídanle a Dios que bendiga a esas personas, pues él los eligió a ustedes para que reciban bendición. 10 Porque, como dice la Biblia:
«Los que de todo corazón
deseen vivir y ser felices,
deben cuidarse de no mentir
y de no hablar mal de otros;
11 deben hacer el bien,
dejar de hacer el mal
y vivir en paz con todos.
12 »Porque el Señor cuida
a los que hacen el bien,
escucha sus oraciones
y está en contra del malvado.»
13 ¿Quién puede hacerles mal, si ustedes siempre insisten en hacer el bien? ¡Nadie! 14 Pero si hacen el bien, y aún así tienen que sufrir, Dios los bendecirá. No le tengan miedo a nadie, ni se asusten. 15 Honren a Cristo como Señor, y estén siempre dispuestos a explicarle a la gente por qué ustedes confían en Cristo y en sus promesas. 16 Pero háganlo con amabilidad y respeto. Pórtense bien, como buenos seguidores de Cristo, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes sientan vergüenza de lo que dicen.
17 Si Dios así lo quiere, es mejor que sufran por hacer el bien que por hacer el mal. 18 Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonarnos nuestros pecados. Él era bueno e inocente, y sufrió por los pecadores, para que ustedes pudieran ser amigos de Dios. Los que mataron a Cristo destruyeron su cuerpo, pero él resucitó para vivir como espíritu. 19 De este modo, fue a anunciar su victoria a los espíritus que estaban presos. 20 Eran los espíritus de los que desobedecieron a Dios en los tiempos de Noé. Dios esperó con paciencia a que se arrepintieran, mientras Noé construía la barca, pero no lo hicieron. Solo unos pocos subieron a la barca y se salvaron del diluvio, pues el agua misma llevó a esas ocho personas a lugar seguro. 21 Y esa agua representaba a la que ahora usamos para el bautismo, por medio del cual Dios nos salva. El bautismo verdadero no es para limpiar nuestro cuerpo, sino para pedirle a Dios que nos limpie de pecado, para que no nos sintamos culpables de nada. Y Dios nos salva por medio del bautismo porque Jesucristo resucitó, 22 subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios, en el lugar más importante, y gobierna a todos los ángeles y a todos los seres espirituales que tienen autoridad y poder.
1 Likewise, ye wives, be in subjection to your own husbands; that, if any obey not the word, they also may without the word be won by the conversation of the wives; 2 While they behold your chaste conversation coupled with fear. 3 Whose adorning let it not be that outward adorning of plaiting the hair, and of wearing of gold, or of putting on of apparel; 4 But let it be the hidden man of the heart, in that which is not corruptible, even the ornament of a meek and quiet spirit, which is in the sight of God of great price. 5 For after this manner in the old time the holy women also, who trusted in God, adorned themselves, being in subjection unto their own husbands: 6 Even as Sara obeyed Abraham, calling him lord: whose daughters ye are, as long as ye do well, and are not afraid with any amazement. 7 Likewise, ye husbands, dwell with them according to knowledge, giving honour unto the wife, as unto the weaker vessel, and as being heirs together of the grace of life; that your prayers be not hindered. 8 Finally, be ye all of one mind, having compassion one of another, love as brethren, be pitiful, be courteous: 9 Not rendering evil for evil, or railing for railing: but contrariwise blessing; knowing that ye are thereunto called, that ye should inherit a blessing. 10 For he that will love life, and see good days, let him refrain his tongue from evil, and his lips that they speak no guile: 11 Let him eschew evil, and do good; let him seek peace, and ensue it. 12 For the eyes of the Lord are over the righteous, and his ears are open unto their prayers: but the face of the Lord is against them that do evil.
13 And who is he that will harm you, if ye be followers of that which is good? 14 But and if ye suffer for righteousness’ sake, happy are ye : and be not afraid of their terror, neither be troubled; 15 But sanctify the Lord God in your hearts: and be ready always to give an answer to every man that asketh you a reason of the hope that is in you with meekness and fear: 16 Having a good conscience; that, whereas they speak evil of you, as of evildoers, they may be ashamed that falsely accuse your good conversation in Christ. 17 For it is better, if the will of God be so, that ye suffer for well doing, than for evil doing. 18 For Christ also hath once suffered for sins, the just for the unjust, that he might bring us to God, being put to death in the flesh, but quickened by the Spirit: 19 By which also he went and preached unto the spirits in prison; 20 Which sometime were disobedient, when once the longsuffering of God waited in the days of Noah, while the ark was a preparing, wherein few, that is, eight souls were saved by water. 21 The like figure whereunto even baptism doth also now save us (not the putting away of the filth of the flesh, but the answer of a good conscience toward God,) by the resurrection of Jesus Christ: 22 Who is gone into heaven, and is on the right hand of God; angels and authorities and powers being made subject unto him.