Absalón quiere ser rey
1 Tiempo después, Absalón andaba en un carro jalado por caballos; lo acompañaban cincuenta guardaespaldas. 2 Todos los días se levantaba muy temprano y se paraba a un lado del camino, a la entrada de la ciudad. Si alguien iba a ver al rey para arreglar sus problemas, Absalón lo llamaba y le preguntaba de dónde venía. En cuanto aquel le decía de qué tribu era, 3 Absalón le aseguraba:
—Lo que pides es muy justo, pero el rey no tiene a nadie que atienda estos asuntos. 4 Si yo gobernara este país, los atendería y les haría justicia.
5 Además, a los que se acercaban a saludarlo y se inclinaban ante él, Absalón los levantaba, los abrazaba y los besaba. 6 Y así lo hacía con todos los que iban a ver al rey. De esa manera, fue ganándose a la gente.
7-8 Así pasaron cuatro años. Un día, Absalón le dijo al rey:
—Cuando yo vivía en Guesur, le prometí a Dios que si él me permitía volver a Jerusalén, yo iría a Hebrón para adorarlo. Yo te ruego que me dejes ir allá para cumplir mi promesa.
9-11 El rey le dijo que podía irse tranquilo, y Absalón se fue acompañado de doscientos hombres. Pero ninguno de ellos conocía los planes de Absalón. Desde Hebrón mandó a decir a todas las tribus de Israel: «Cuando oigan sonar la trompeta, griten: “¡Absalón ha sido coronado rey en Hebrón!”»
12 Mientras Absalón presentaba sus ofrendas a Dios, mandó llamar a Ahitófel, que era uno de los consejeros de David y vivía en la ciudad de Guiló. Mientras tanto, cada día era más la gente que se unía a Absalón, de modo que la rebelión contra David fue cobrando fuerza.
David huye de Jerusalén
13 Un mensajero fue a decirle a David: «Absalón se está ganando la simpatía de todos los israelitas, y ahora ellos lo apoyan».
14 Entonces David le dijo a todos los asistentes y consejeros que estaban con él en Jerusalén:
—Vámonos de aquí, pues de lo contrario ya no podremos escapar. En cualquier momento Absalón va a atacar la ciudad, y nos matará.
15 Sus asistentes le dijeron:
—Nosotros estamos a las órdenes de Su Majestad.
16-17 El rey David huyó con su familia y toda su gente. Solo dejó en su palacio a diez de sus mujeres. Al salir de la ciudad, se detuvieron en la última casa. Los asistentes de David se pusieron a su lado, y toda la gente marchó delante de David. 18 Primero pasaron los quereteos, seguidos de los peleteos y de seiscientos geteos. Todos estos soldados filisteos habían seguido a David desde Gat.
19-20 Entonces David le dijo a Itai de Gat:
—¿Y tú, por qué vienes con nosotros? Regrésate con tu familia a vivir con el nuevo rey. Hace poco que estás entre nosotros, y tú mismo eres extranjero, así que no te harán ningún daño. No puedo permitir que andes como yo, huyendo de un lado a otro. Anda, regresa, ¡y que Dios te ayude y te acompañe!
21 Pero Itai le contestó:
—Juro por Dios y por la vida de Su Majestad, que a donde usted vaya iré yo. Aunque me cueste la vida, yo estoy al servicio de Su Majestad.
22 Al oír esto, David dejó que los acompañara. 23-30 Cruzó entonces con toda su gente el arroyo de Cedrón, y comenzaron a subir por el Monte de los Olivos. Todos ellos iban llorando, y con la cabeza cubierta y descalzos.
Estaban por salir de Jerusalén cuando llegaron Abiatar y Sadoc con todos sus ayudantes, y estos llevaban el cofre del pacto de Dios. Los ayudantes pusieron el cofre junto a Abiatar, hasta que pasó toda la gente. Entonces el rey le dijo a Sadoc:
«Lleva el cofre de vuelta a la ciudad. Si Dios me tiene compasión, volveré a ver su cofre. Eso tú debes saberlo, pues eres profeta. Pero si no es así, que sea lo que Dios quiera. Tú y tu hijo Ahimaas pueden regresar a Jerusalén en paz, junto con Abiatar y su hijo Jonatán. En cuanto a mí, andaré por los caminos del desierto. Allí podrás hacerme llegar cualquier mensaje».
Entonces Sadoc y Abiatar, y los ayudantes que llevaban el cofre de Dios, regresaron a Jerusalén y se quedaron allí. Por su parte, David y su gente se fueron al desierto. En el camino, quienes los veían se ponían a llorar a gritos.
31 Más tarde, David supo que Ahitófel se había unido al grupo de traidores que andaban con Absalón. Entonces dijo: «Dios mío, te ruego que eches a perder los planes de Ahitófel».
32 Cuando llegaron a la parte alta del cerro, que era donde se rendía culto a Dios, Husai el arquita fue a ver a David. Iba con la ropa toda rota, y se había echado polvo en la cabeza para demostrar su tristeza. 33 Al verlo, David dijo:
«Si te unes a mí, me vas a complicar la vida. 34 Mejor regresa a Jerusalén y ponte a las órdenes de Absalón, como antes te pusiste a las mías. Así echarás a perder los planes de Ahitófel. 35-36 Además, en Jerusalén contarás con la ayuda de los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y de sus hijos Ahimaas y Jonatán. Cuéntales a ellos todo lo que oigas en el palacio, para que ellos me lo hagan saber».
37 Así fue como Husai, el amigo de David, regresó a Jerusalén y llegó en el momento en que Absalón entraba a la ciudad.
1 And it came to pass after this, that Absalom prepared him chariots and horses, and fifty men to run before him. 2 And Absalom rose up early, and stood beside the way of the gate: and it was so , that when any man that had a controversy came to the king for judgment, then Absalom called unto him, and said, Of what city art thou? And he said, Thy servant is of one of the tribes of Israel. 3 And Absalom said unto him, See, thy matters are good and right; but there is no man deputed of the king to hear thee. 4 Absalom said moreover, Oh that I were made judge in the land, that every man which hath any suit or cause might come unto me, and I would do him justice! 5 And it was so , that when any man came nigh to him to do him obeisance, he put forth his hand, and took him, and kissed him. 6 And on this manner did Absalom to all Israel that came to the king for judgment: so Absalom stole the hearts of the men of Israel.
7 ¶ And it came to pass after forty years, that Absalom said unto the king, I pray thee, let me go and pay my vow, which I have vowed unto the LORD, in Hebron. 8 For thy servant vowed a vow while I abode at Geshur in Syria, saying, If the LORD shall bring me again indeed to Jerusalem, then I will serve the LORD. 9 And the king said unto him, Go in peace. So he arose, and went to Hebron.
10 ¶ But Absalom sent spies throughout all the tribes of Israel, saying, As soon as ye hear the sound of the trumpet, then ye shall say, Absalom reigneth in Hebron. 11 And with Absalom went two hundred men out of Jerusalem, that were called; and they went in their simplicity, and they knew not any thing. 12 And Absalom sent for Ahithophel the Gilonite, David’s counsellor, from his city, even from Giloh, while he offered sacrifices. And the conspiracy was strong; for the people increased continually with Absalom.
13 ¶ And there came a messenger to David, saying, The hearts of the men of Israel are after Absalom. 14 And David said unto all his servants that were with him at Jerusalem, Arise, and let us flee; for we shall not else escape from Absalom: make speed to depart, lest he overtake us suddenly, and bring evil upon us, and smite the city with the edge of the sword. 15 And the king’s servants said unto the king, Behold, thy servants are ready to do whatsoever my lord the king shall appoint. 16 And the king went forth, and all his household after him. And the king left ten women, which were concubines, to keep the house. 17 And the king went forth, and all the people after him, and tarried in a place that was far off. 18 And all his servants passed on beside him; and all the Cherethites, and all the Pelethites, and all the Gittites, six hundred men which came after him from Gath, passed on before the king.
19 ¶ Then said the king to Ittai the Gittite, Wherefore goest thou also with us? return to thy place, and abide with the king: for thou art a stranger, and also an exile. 20 Whereas thou camest but yesterday, should I this day make thee go up and down with us? seeing I go whither I may, return thou, and take back thy brethren: mercy and truth be with thee. 21 And Ittai answered the king, and said, As the LORD liveth, and as my lord the king liveth, surely in what place my lord the king shall be, whether in death or life, even there also will thy servant be. 22 And David said to Ittai, Go and pass over. And Ittai the Gittite passed over, and all his men, and all the little ones that were with him. 23 And all the country wept with a loud voice, and all the people passed over: the king also himself passed over the brook Kidron, and all the people passed over, toward the way of the wilderness.
24 ¶ And lo Zadok also, and all the Levites were with him, bearing the ark of the covenant of God: and they set down the ark of God; and Abiathar went up, until all the people had done passing out of the city. 25 And the king said unto Zadok, Carry back the ark of God into the city: if I shall find favour in the eyes of the LORD, he will bring me again, and shew me both it, and his habitation: 26 But if he thus say, I have no delight in thee; behold, here am I, let him do to me as seemeth good unto him. 27 The king said also unto Zadok the priest, Art not thou a seer? return into the city in peace, and your two sons with you, Ahimaaz thy son, and Jonathan the son of Abiathar. 28 See, I will tarry in the plain of the wilderness, until there come word from you to certify me. 29 Zadok therefore and Abiathar carried the ark of God again to Jerusalem: and they tarried there.
30 ¶ And David went up by the ascent of mount Olivet, and wept as he went up, and had his head covered, and he went barefoot: and all the people that was with him covered every man his head, and they went up, weeping as they went up.
31 ¶ And one told David, saying, Ahithophel is among the conspirators with Absalom. And David said, O LORD, I pray thee, turn the counsel of Ahithophel into foolishness.
32 ¶ And it came to pass, that when David was come to the top of the mount , where he worshipped God, behold, Hushai the Archite came to meet him with his coat rent, and earth upon his head: 33 Unto whom David said, If thou passest on with me, then thou shalt be a burden unto me: 34 But if thou return to the city, and say unto Absalom, I will be thy servant, O king; as I have been thy father’s servant hitherto, so will I now also be thy servant: then mayest thou for me defeat the counsel of Ahithophel. 35 And hast thou not there with thee Zadok and Abiathar the priests? therefore it shall be, that what thing soever thou shalt hear out of the king’s house, thou shalt tell it to Zadok and Abiathar the priests. 36 Behold, they have there with them their two sons, Ahimaaz Zadok’s son , and Jonathan Abiathar’s son; and by them ye shall send unto me every thing that ye can hear. 37 So Hushai David’s friend came into the city, and Absalom came into Jerusalem.