¿Quién era Job?
1 Había una vez, en cierto país llamado Uz, un hombre muy bueno y honrado. Siempre obedecía a Dios en todo y evitaba hacer lo malo. Se llamaba Job, 2-3 y era el hombre más rico en la región del este. Tenía siete hijos y tres hijas, y muchos esclavos a su servicio. Además, era dueño de siete mil ovejas, tres mil camellos, mil bueyes y quinientas burras.
4 Los hijos de Job hacían grandes fiestas, y siempre invitaban a sus tres hermanas para que comieran y bebieran con ellos. Eran tantas las fiestas que hacían, que se iban turnando entre ellos. 5 Después de cada fiesta, Job llamaba a sus hijos y celebraba una ceremonia para pedirle a Dios que les perdonara cualquier pecado que pudieran haber cometido. Se levantaba muy temprano y le presentaba a Dios una ofrenda por cada uno de sus hijos. Job hacía esto pensando que tal vez sus hijos podrían haber ofendido a Dios o pecado contra él. Para Job, esto era una costumbre de todos los días.
El ángel acusador
6 El día en que los ángeles tenían por costumbre presentarse ante Dios, llegó también el ángel acusador. 7 Y Dios le dijo:
—¡Hola! ¿De dónde vienes?
Y este le contestó:
—Vengo de recorrer toda la tierra.
Entonces Dios le preguntó:
8 —¿Qué piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo.
9 El ángel acusador respondió:
—¡Por supuesto! ¡Pero si Job te obedece, es por puro interés! 10 Tú siempre lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que tiene, y bendices lo que hace. ¡Sus vacas y ovejas llenan la región! 11 Pero yo te aseguro que si lo maltratas y le quitas todo lo que tiene, ¡te maldecirá en tu propia cara!
12 Entonces Dios le dijo al acusador:
—Muy bien, haz lo que quieras con todo lo que tiene, pero a él ni lo toques.
Dicho esto, el ángel se marchó.
Primeras pruebas de Job
13-14 Un día, mientras los hijos y las hijas de Job celebraban una fiesta en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a decirle a Job: «¡Unos bandidos de la región de Sabá nos atacaron y se robaron los animales! Nosotros estábamos arando con los bueyes, mientras los burros se alimentaban por allí cerca. 15 De repente, esos bandidos comenzaron a matar gente, y solo yo pude escapar para darle la noticia».
16 Todavía estaba hablando ese hombre cuando otro mensajero llegó y le dijo a Job: «¡Un rayo acaba de matar a las ovejas y a los pastores! ¡Solo yo pude escapar para darle la noticia!»
17 No terminaba de hablar ese hombre cuando otro mensajero llegó y le dijo: «¡Tres grupos de bandidos de la región de Caldea nos atacaron, mataron a los esclavos, y se llevaron los camellos! ¡Solo yo pude escapar para darle la noticia!»
18 Todavía estaba hablando ese hombre cuando un cuarto mensajero llegó y le dijo a Job: «Todos sus hijos estaban celebrando una fiesta en casa de su hijo mayor. 19 De repente, vino un fuerte viento del desierto y derribó la casa. ¡Todos sus hijos murieron aplastados! ¡Solo yo pude escapar para darle la noticia!»
20 En cuanto Job oyó esto, se puso de pie y rompió su ropa en señal de dolor; luego se rasuró la cabeza y se inclinó hasta el suelo para adorar a Dios. 21 Y dijo:
«Nada he traído a este mundo,
y nada me voy a llevar.
¡Bendigo a Dios cuando da!
¡Bendigo a Dios cuando quita!»
22 Y a pesar de todo lo que le había sucedido, Job no ofendió a Dios ni le echó la culpa.
1 There was a man in the land of Uz, whose name was Job; and that man was perfect and upright, and one that feared God, and eschewed evil. 2 And there were born unto him seven sons and three daughters. 3 His substance also was seven thousand sheep, and three thousand camels, and five hundred yoke of oxen, and five hundred she asses, and a very great household; so that this man was the greatest of all the men of the east.
4 And his sons went and feasted in their houses, every one his day; and sent and called for their three sisters to eat and to drink with them. 5 And it was so, when the days of their feasting were gone about, that Job sent and sanctified them, and rose up early in the morning, and offered burnt offerings according to the number of them all: for Job said, It may be that my sons have sinned, and cursed God in their hearts. Thus did Job continually.
6 ¶ Now there was a day when the sons of God came to present themselves before the LORD, and Satan came also among them. 7 And the LORD said unto Satan, Whence comest thou? Then Satan answered the LORD, and said, From going to and fro in the earth, and from walking up and down in it. 8 And the LORD said unto Satan, Hast thou considered my servant Job, that there is none like him in the earth, a perfect and an upright man, one that feareth God, and escheweth evil? 9 Then Satan answered the LORD, and said, Doth Job fear God for nought? 10 Hast not thou made an hedge about him, and about his house, and about all that he hath on every side? thou hast blessed the work of his hands, and his substance is increased in the land. 11 But put forth thine hand now, and touch all that he hath, and he will curse thee to thy face. 12 And the LORD said unto Satan, Behold, all that he hath is in thy power; only upon himself put not forth thine hand. So Satan went forth from the presence of the LORD.
13 ¶ And there was a day when his sons and his daughters were eating and drinking wine in their eldest brother’s house: 14 And there came a messenger unto Job, and said, The oxen were plowing, and the asses feeding beside them: 15 And the Sabeans fell upon them , and took them away; yea, they have slain the servants with the edge of the sword; and I only am escaped alone to tell thee. 16 While he was yet speaking, there came also another, and said, The fire of God is fallen from heaven, and hath burned up the sheep, and the servants, and consumed them; and I only am escaped alone to tell thee. 17 While he was yet speaking, there came also another, and said, The Chaldeans made out three bands, and fell upon the camels, and have carried them away, yea, and slain the servants with the edge of the sword; and I only am escaped alone to tell thee. 18 While he was yet speaking, there came also another, and said, Thy sons and thy daughters were eating and drinking wine in their eldest brother’s house: 19 And, behold, there came a great wind from the wilderness, and smote the four corners of the house, and it fell upon the young men, and they are dead; and I only am escaped alone to tell thee.
20 Then Job arose, and rent his mantle, and shaved his head, and fell down upon the ground, and worshipped, 21 And said, Naked came I out of my mother’s womb, and naked shall I return thither: the LORD gave, and the LORD hath taken away; blessed be the name of the LORD. 22 In all this Job sinned not, nor charged God foolishly.