Mensaje contra Nínive, la capital de Asiria
1 Yo soy Nahúm de Elcós. En un sueño Dios me habló acerca de Nínive, y este es el mensaje que escribí contra esa ciudad:
2 Nuestro Dios exige
que le seamos fieles.
Cuando se enoja, toma venganza
de sus enemigos y de sus contrarios.
3 Nuestro Dios es muy poderoso
y siempre castiga a quien lo merece,
pero también es un Dios paciente,
y no se enoja con facilidad.
Nuestro Dios camina entre las tormentas;
las nubes son el polvo que levanta.
4 Si reprende al mar y a los ríos,
estos se quedan secos por completo
y se marchitan las flores del Líbano,
los campos de Basán y el monte Carmelo.
5 En presencia de nuestro Dios
tiemblan la tierra y sus habitantes,
y los cerros y las montañas se sacuden.
6 Cuando nuestro Dios se enoja,
las piedras se hacen polvo,
como si las partiera un rayo;
cuando nuestro Dios se enoja,
nadie puede mantenerse firme.
7 Nuestro Dios es bondadoso
y cuida de los que en él confían.
En momentos de angustia,
él nos brinda protección.
8 Pero también destruye a sus enemigos;
los arrastra como un río desbordado,
¡los persigue hasta en la oscuridad!
9-11 Ustedes, habitantes de Nínive,
¿por qué hacen planes malvados?
Hay entre ustedes un consejero malvado,
que hace planes contra nuestro Dios,
pero Dios acabará con ustedes;
los destruirá por completo,
y no les dará otra oportunidad;
les prenderá fuego, como a la paja,
como si fueran un montón de espinas.
Mensaje al pueblo de Dios
12-14 Nuestro Dios ha dicho:
«Asiria es un país poderoso,
pero yo lo voy a destruir.
Destruiré su templo,
sus ídolos y sus imágenes,
y todos se olvidarán de él.
Dejaré ese país en ruinas,
pues solo merece mi desprecio.
»Y aunque a ti, pueblo de Judá,
te hice sufrir al principio,
ya no te haré sufrir más.
Al contrario, te pondré en libertad
y no volverás a ser esclavo.
15 15 (2.1) »Miren, habitantes de Judá:
¡ya vienen sobre los montes
los que traen buenas noticias!
¡Ya es tiempo de que hagan fiesta
y de que me cumplan sus promesas!
Porque yo destruiré a esos malvados,
y nunca más los volverán a atacar».
1 The burden of Nineveh. The book of the vision of Nahum the Elkoshite.
2 God is jealous, and the LORD revengeth; the LORD revengeth, and is furious; the LORD will take vengeance on his adversaries, and he reserveth wrath for his enemies. 3 The LORD is slow to anger, and great in power, and will not at all acquit the wicked: the LORD hath his way in the whirlwind and in the storm, and the clouds are the dust of his feet. 4 He rebuketh the sea, and maketh it dry, and drieth up all the rivers: Bashan languisheth, and Carmel, and the flower of Lebanon languisheth. 5 The mountains quake at him, and the hills melt, and the earth is burned at his presence, yea, the world, and all that dwell therein. 6 Who can stand before his indignation? and who can abide in the fierceness of his anger? his fury is poured out like fire, and the rocks are thrown down by him. 7 The LORD is good, a strong hold in the day of trouble; and he knoweth them that trust in him. 8 But with an overrunning flood he will make an utter end of the place thereof, and darkness shall pursue his enemies.
9 What do ye imagine against the LORD? he will make an utter end: affliction shall not rise up the second time. 10 For while they be folden together as thorns, and while they are drunken as drunkards, they shall be devoured as stubble fully dry. 11 There is one come out of thee, that imagineth evil against the LORD, a wicked counsellor. 12 Thus saith the LORD; Though they be quiet, and likewise many, yet thus shall they be cut down, when he shall pass through. Though I have afflicted thee, I will afflict thee no more. 13 For now will I break his yoke from off thee, and will burst thy bonds in sunder. 14 And the LORD hath given a commandment concerning thee, that no more of thy name be sown: out of the house of thy gods will I cut off the graven image and the molten image: I will make thy grave; for thou art vile. 15 Behold upon the mountains the feet of him that bringeth good tidings, that publisheth peace! O Judah, keep thy solemn feasts, perform thy vows: for the wicked shall no more pass through thee; he is utterly cut off.