Israel se divide en dos reinos
(1 R 12.1-24)1 Roboam fue a Siquem, pues todo el pueblo de Israel había ido allá para nombrarlo rey. 2-3 Pero las tribus del norte de Israel mandaron a llamar a Jeroboam, que se había quedado a vivir en Egipto, para escapar de Salomón. Así fue como la noticia llegó a sus oídos.
Cuando Jeroboam llegó, él y los hombres de las tribus del norte fueron a hablar con Roboam y le dijeron:
4 —Tu padre fue muy duro con nosotros. Si tú nos tratas mejor, nos pondremos a tu servicio.
5 Roboam les contestó:
—Váyanse y vengan a verme de nuevo dentro de tres días.
Así que la gente se fue. 6 Entonces el rey Roboam les preguntó a sus consejeros qué debía hacer; como estos consejeros también habían ayudado a su padre Salomón, les preguntó:
—¿Qué puedo contestarle a esta gente?
7 Ellos le dijeron:
—Si te pones al servicio del pueblo y lo tratas bien, el pueblo te servirá por siempre.
8 Pero Roboam no les hizo caso. En vez de eso, les pidió consejo a los muchachos que habían crecido con él y que estaban a su servicio. 9 Les dijo:
—Esta gente quiere que yo la trate mejor que mi padre. ¿Ustedes qué opinan?
10 Ellos le contestaron:
—Diles que si tu padre fue duro con ellos, tú lo serás más. 11 Si tu padre los trató mal, tú los tratarás peor. Si tu padre los azotaba con correas, tú lo harás con látigos de puntas de hierro.
12 Después de tres días, Jeroboam y los hombres de las tribus del norte fueron a ver de nuevo a Roboam, como él les había pedido. 13 El rey les habló con dureza. No hizo caso a los consejeros, 14 sino a los muchachos, y les dijo:
—Mi padre fue duro con ustedes, pero yo lo seré más todavía. Mi padre los azotó con correas, pero yo lo haré con látigos de puntas de hierro.
15 Así que el rey no hizo lo que el pueblo le pidió. Y es que Dios así lo había planeado, para cumplir lo que le había prometido a Jeroboam hijo de Nabat. El profeta Ahías de Siló le había dicho a Jeroboam que Dios le quitaría al hijo de Salomón diez tribus de su reino, y se las daría a él.
16 Cuando todos vieron que el rey no les había hecho caso, le dijeron:
«¡No tenemos nada que ver con David, el hijo de Jesé! ¡No queremos que su familia reine sobre nosotros! ¡Volvamos a nuestras casas, israelitas! ¡Que la familia de David reine sobre su propia tribu!»
Así que los israelitas se fueron a sus casas. 17 Pero Roboam reinó sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.
18 Luego Roboam envió a Adoram, el encargado del trabajo obligatorio, a hablar con los demás israelitas, pero ellos lo mataron a pedradas. Entonces el rey Roboam subió rápidamente a su carro y escapó a la ciudad de Jerusalén. 19 Así fue como las tribus del norte de Israel se rebelaron y no quisieron que la familia de David reinara sobre ellas; y así fue hasta el día en que esto se escribió.
Rebelión de Israel
(1 R 12.1-24)1 Roboán fue a Siquén, porque en Siquén se había reunido todo Israel para hacerlo rey.
2 Jeroboán hijo de Nabat estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón, pero cuando supo esto volvió de Egipto,
3 pues mandaron a llamarlo. Al llegar Jeroboán, él y todos los israelitas hablaron con Roboán y le dijeron:
4 «Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo. Aliviana un poco la dura servidumbre y el pesado yugo con que tu padre nos oprimió, y te serviremos.»
5 Pero él les dijo:
«Vengan a verme dentro de tres días.»
En cuanto el pueblo se fue,
6 el rey Roboán les pidió consejo a los ancianos que habían estado al servicio de Salomón, su padre, cuando este vivía. Les dijo:
«¿Qué me aconsejan ustedes responder a esta gente?»
7 Ellos le contestaron:
«Si te conduces bien con ellos, y eres de su agrado, y les hablas amablemente, ellos te servirán siempre.»
8 Pero Roboán no hizo caso del consejo de los ancianos, sino que les pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.
9 Les dijo:
«¿Qué me aconsejan ustedes responder a esta gente? ¡Han venido a decirme: “Aliviana un poco el yugo con que tu padre nos oprimió”!»
10 Los jóvenes que se habían criado con él le contestaron:
«Pues a esa gente que ha venido a decirte: “Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo, así que aliviana tú nuestra carga”, vas a decirle: “Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre.
11 Y si mi padre hizo pesado su yugo, yo voy a hacerlo aún más pesado; si mi padre los castigó con azotes, ¡yo los voy a castigar con látigos!”»
12 Al tercer día Jeroboán y todo el pueblo fueron a ver al rey Roboán, puesto que él les había dicho que volvieran tres días después.
13 Pero el rey Roboán les respondió con aspereza, pues dejó de lado el consejo de los ancianos
14 y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes. Les dijo: «Si mi padre les hizo pesado su yugo, yo lo voy a hacer más pesado; si mi padre los castigó con azotes, ¡yo los voy a castigar con látigos!»
15 Y el rey no le hizo caso al pueblo porque esto provenía de Dios, para que el Señor cumpliera lo que le había dicho a Jeroboán hijo de Nabat por medio de Ajías el silonita.
16 Al ver todos los israelitas que el rey no les había hecho caso, reaccionaron contra él y le dijeron:
«¿Qué tenemos nosotros que ver con David? ¡No tenemos nada que ver con el hijo de Yesé! ¡Vamos, israelitas, regresen a sus campamentos! ¡Y tú, David, ocúpate de tu casa!»
Fue así como todos los israelitas se fueron a sus tiendas.
17 Pero Roboán siguió reinando sobre los israelitas que habitaban en las ciudades de Judá.
18 Luego el rey Roboán envió a Hadorán, que estaba a cargo de los tributos, pero los israelitas lo apedrearon, y así murió. Entonces el rey Roboán subió en su carro y a toda prisa huyó a Jerusalén.
19 Fue así como los israelitas se apartaron de la casa de David, hasta el día de hoy.