Dios juzgará a las naciones
1 Isaías advirtió:
«Pueblos y naciones,
habitantes de toda la tierra:
¡Acérquense y escuchen!
¡Presten atención!
2 Dios está enojado con ustedes
y con todos sus ejércitos.
Dios los ha condenado
a una total destrucción.
3 »Por las montañas correrán
verdaderos ríos de sangre.
Los muertos quedarán abandonados,
y despedirán mal olor.
4 Los planetas dejarán de verse,
el cielo se cerrará,
y las estrellas caerán
como hojas secas en otoño».
Dios castigará al reino de Edom
5 Isaías continuó diciendo:
«Ya se ve en el cielo
la espada de nuestro Dios;
está a punto de castigar
a todo el pueblo de Edom.
¡Dios lo ha condenado a muerte!
6 Habrá una matanza en Bosrá,
la ciudad capital de Edom,
y correrá mucha sangre.
La espada de Dios se empapará
de sangre y de grasa,
como cuando en el altar
se ofrecen corderos y cabras.
7 La gente caerá muerta
como los toros en el matadero.
Su país se empapará de sangre;
¡la tierra se llenará de grasa!
8 Ese día Dios se vengará;
será el año de su venganza
en favor de Jerusalén.
9 »Por los arroyos de Edom
correrá brea en vez de agua;
la tierra se volverá azufre
y arderá como resina caliente,
10 que arde todo el tiempo
y siempre levanta mucho humo.
El país quedará abandonado para siempre,
y nadie volverá a pasar por allí.
11 Dios convertirá ese país
en el más árido desierto.
Allí se refugiarán los búhos;
allí pondrán sus nidos
los cuervos y las lechuzas.
12 »No volverán a tener reyes,
y se quedarán sin jefes.
13 En sus palacios y fortalezas
crecerán cardos y espinos,
y allí buscarán refugio
los chacales y los avestruces.
14 Allí las cabras
se llamarán unas a otras;
se juntarán los chacales
y los gatos monteses.
»Allí encontrará su lugar
el fantasma que espanta de noche;
15 allí anidará la serpiente,
que pondrá sus huevos
y tendrá sus crías;
¡allí se reunirán los buitres,
cada uno con su pareja!
16 »Estudien el libro de Dios;
lean lo que allí dice:
De todos estos animales
no faltará uno solo;
todos tendrán su pareja
porque así Dios lo decidió;
Dios los ha reunido
con un soplo de su aliento.
17 A cada uno de estos animales
le dio su propio territorio,
y allí vivirán para siempre».
La ira del Señor contra las naciones
1 Acérquense, naciones, y júntense para oír; ustedes, pueblos, presten atención. Que escuche la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y todo lo que produce.
2 El Señor está enojado contra todas las naciones; se ha indignado contra todas ellas; por eso va a destruirlas y a entregarlas al matadero.
3 Los que mueran en ellas quedarán abandonados, y sus cadáveres despedirán mal olor; la sangre de ellos hará que los montes se derritan.
4 Se vendrá abajo todo el ejército de los cielos, como cuando se caen las hojas de las parras y de las higueras, y los cielos mismos se enrollarán como un pergamino.
5 Mi espada se embriagará en los cielos, y mi sentencia caerá sobre Edom, sobre el pueblo que he decidido exterminar.
6 La espada del Señor está llena de sangre; está empapada de la grasa y de la sangre de los corderos y de los machos cabríos, y de la grasa de los riñones de carneros. En Bosra se ofrecen sacrificios en honor del Señor; ¡en Edom hay una gran matanza!
7 Entre los animales sacrificados hay búfalos, toros y becerros; ¡el país se empapa de sangre, y el suelo queda saturado de grasa!
8 Ciertamente ha llegado el día de la venganza del Señor; ¡ha llegado el año de darles su merecido a los que pelean contra Sión!
9 Sus arroyos se convertirán en brea; su polvo en azufre, y su tierra en brea encendida.
10 No se apagará de noche ni de día, ni su humo dejará de subir; por siempre será asolada, y nadie volverá jamás a pasar por ella.
11 Los pelícanos y los erizos se adueñarán de ella, y la habitarán las lechuzas y los cuervos; la medirán con cordeles de destrucción, y con plomadas de asolamiento.
12 Sus príncipes serán llamados príncipes sin reino, y a nada serán reducidos todos sus hombres importantes.
13 En sus palacios crecerán espinos, y en sus fortalezas habrá ortigas y cardos; ¡se volverán cuevas de chacales y patios para los pollos de los avestruces!
14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y las cabras salvajes llamarán a sus compañeros; también las lechuzas habitarán en ese lugar, y allí podrán descansar.
15 Allí los búhos anidarán y pondrán sus huevos; sacarán a sus pollos y los juntarán debajo de sus alas; allí también se juntarán los buitres, cada uno con su compañera.
16 Investiguen en el libro del Señor, y lean si alguno de ellos faltó. Pero no faltó ninguno de ellos ni su compañera, porque así lo ordenó su boca y los reunió su espíritu mismo.
17 El Señor les echó suertes, y con su propia mano les repartió la tierra, que será su herencia para toda la vida, y allí vivirán de generación en generación.