Dios castigará a los jefes de Judá
1 Dios me dijo:
«Jeremías, ve al palacio del rey de Judá, y anuncia allí este mensaje:
2 “Rey de Judá, oficiales del palacio y habitantes de Jerusalén, les pido que presten mucha atención a lo que Dios dice. 3 Él les ordena hacer el bien: proteger a los que son maltratados, cuidar al extranjero, al huérfano y a la viuda, y no matar al inocente. 4 Si de veras me obedecen, siempre habrá en Judá un rey de la familia de David. Sus ejércitos entrarán y saldrán por los portones de la ciudad, acompañados por el pueblo y sus gobernantes. 5 De lo contrario, les aseguro que este palacio será totalmente destruido”.
6 »Yo, el Dios de Israel, les digo a los que están en el palacio de Judá:
“Ustedes son para mí
tan especiales como el monte Galaad
y como las altas montañas del Líbano.
Pero voy a convertirlos en un desierto,
en una ciudad deshabitada.
7 Yo enviaré contra ustedes
un ejército para que los destruya,
y para que les prenda fuego
a sus bosques más hermosos.
8 ”Mucha gente de otras naciones pasará por aquí, y se preguntará por qué hice esto con esta gran ciudad. 9 Y la respuesta será que ustedes adoraron a otros dioses y no cumplieron con mi pacto.
10-12 ”No lloren ni se pongan tristes
por la muerte del rey Josías.
Lloren más bien por su hijo Salum
que será llevado a otro país.
Allí lo tratarán como esclavo,
y nunca más volverá a ver
la tierra donde nació”.
»Y yo declaro que Salum nunca más volverá a ver este país, pues morirá en el lugar al que será llevado».
Y así sucedió. Tiempo después, tras la muerte de su padre Josías, Salum llegó a ser rey de Judá, pero se lo llevaron a Babilonia.
Advertencia contra el rey Joacín
13-14 Dios continuó diciendo:
«En cuanto al rey Joacín, tengo algo que decirle:
“¡Qué mal te irá, Joacín!
Edificas tu casa con mucho lujo;
piensas ponerle grandes ventanas,
y recubrirlas con finas maderas.
Pero maltratas a los trabajadores,
y para colmo no les pagas.
15 Te crees un gran rey
porque vives en lujosos palacios.
”Tu padre Josías disfrutó de la vida
y celebró grandes fiestas,
pero siempre actuó con justicia.
16 Protegió al pobre y al necesitado,
y por eso le fue bien en todo.
¡A eso le llamo conocerme!
17 ”A ti solo te interesa el dinero
y no te importa cómo lo ganes.
Con gran violencia robas
y matas a gente inocente.
18 ”Por eso estoy enojado contigo.
Cuando te mueras,
nadie llorará por ti;
ningún israelita se pondrá triste
de que ya no seas su rey.
19 Morirás como los animales:
te arrastrarán por todo Jerusalén
y te arrojarán fuera de la ciudad”».
Advertencia contra Jerusalén
20 Dios también les dijo a los habitantes de Jerusalén:
«¡Vayan por todo el país;
suban a las montañas más altas,
y lloren desconsolados!
Los países que iban a ayudarlos
ya han sido destruidos.
21 »Cuando les iba bien,
les advertí del peligro,
pero no me hicieron caso.
¡Siempre han sido rebeldes!
22-23 »Los que ahora viven en el palacio,
rodeados de finas maderas,
¡pronto sabrán lo que es sufrir!
Cuando les llegue la desgracia,
sabrán lo que es el dolor.
Serán llevados a otro país,
y allí serán tratados como esclavos.
Las naciones en las que ellos confiaron
sufrirán el mismo castigo».
Advertencia contra Joaquín
24 Dios le dio este mensaje a Joaquín:
«Tú eres hijo de Joacín,
y ahora reinas en Judá.
Aunque te quiero mucho,
juro que te expulsaré de aquí.
25 Te entregaré en manos
del rey de Babilonia y de su ejército,
y temblarás de miedo.
26-27 A ti y a tu madre los enviaré
a un país extranjero.
Aunque quieran volver a Israel,
nunca más volverán,
porque morirán en ese país».
28-29 Dios continuó diciendo:
«¡Israelitas,
escuchen mis palabras!
Joaquín no sirve para nada;
es como una vasija rota.
¿Para qué lo quieren expulsar del país,
junto con todos sus familiares?
Por gente como esa
no vale la pena preocuparse.
30 Yo, el Dios de Israel, les digo:
“Bórrenlo de su memoria,
es un hombre fracasado.
¡Ninguno de sus hijos
llegará a ser rey de Judá!”»
Profecías contra los reyes de Judá
1 Así ha dicho el Señor:
«Ve ahora al palacio del rey de Judá, y pronuncia allí estas palabras
2 ante el rey de Judá: “Oigan la palabra del Señor, lo mismo tú que reinas sobre el trono de David, que tus siervos y el pueblo que entra por estas puertas.
3 Yo, el Señor, he dicho: ‘Practiquen la justicia y el derecho. Libren de sus opresores a los oprimidos. No engañen ni roben al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda. No derramen sangre inocente en este lugar.’
4 Si en verdad obedecen mi palabra, los reyes que ahora ocupan el trono de David entrarán por las puertas de este palacio montados en carros y en caballos, junto con sus criados y su ejército.
5 Pero, si no obedecen mi palabra, juro por mí mismo que este palacio quedará en ruinas.”»
—Palabra del Señor.6 Así ha dicho el Señor acerca del palacio del rey de Judá:
«Este palacio me parece tan bello como la región de Galaad y como la cumbre del monte Líbano. Sin embargo, lo convertiré en un desierto rodeado de ciudades deshabitadas.
7 Dispondré contra él un ejército, y cada uno de sus soldados lo destruirá con sus armas. ¡Derribarán sus bellas columnas de cedro, y las echarán en el fuego!
8 Mucha gente pasará junto a esta ciudad, y unos a otros se dirán: “¿Por qué hizo esto el Señor con tan imponente ciudad?”
9 Y la respuesta será: “Porque se apartaron del pacto del Señor su Dios, y adoraron y sirvieron a dioses ajenos.”»
10 No lloren al muerto, ni se compadezcan de él. Más bien, lloren amargamente por el que se va, porque jamás volverá a ver la tierra en que nació.
11 En efecto, el Señor ha dicho acerca de Salún hijo de Josías, rey de Judá, que sucedió en el trono a su padre Josías:
«Has sido expulsado de aquí, y nunca más volverás aquí.
12 Morirás en el país al que fuiste llevado cautivo, y nunca más volverás a ver esta tierra.
13 »¡Ay de ti, que eriges tu palacio sin justicia, y tus salas sin equidad! ¡Ay de ti, que explotas a tu prójimo y no le pagas el salario de su trabajo!
14 ¡Ay de ti, que dices: “Voy a construirme un palacio espacioso, con amplias salas”, y le abres ventanas, lo recubres de cedro y lo pintas de bermellón!
15 ¿Acaso el verte rodeado de cedro te convierte en rey? ¿Acaso a tu padre le faltó comida y bebida? ¡A él le fue bien porque practicó la justicia y el derecho!
16 ¡Le fue bien porque les hizo justicia a los pobres y menesterosos! ¡A eso le llamo conocerme!
—Palabra del Señor.17 »Tú, en cambio, solo ves lo que te conviene; solo piensas en saciar tu avaricia, en derramar sangre inocente y en oprimir y agraviar a otros.»
18 Por lo tanto, así ha dicho el Señor acerca de Joacín hijo de Josías, rey de Judá:
«Nadie te llorará. Nadie dirá: “¡Ay, hermano mío!”, ni “¡Ay, hermana mía!” Nadie lamentará tu muerte, ni te dirá: “¡Ay, señor! ¡Ay, Su Majestad!”
19 Al contrario, te arrastrarán hasta fuera de la ciudad de Jerusalén, y te enterrarán como si fueras un asno.
20 »¡Sube al monte Líbano y grita! ¡Ve a Basán y deja oír tu voz! ¡Grita desde Abarín! Porque todos tus aliados van a ser destruidos.
21 Te hablé cuando gozabas de prosperidad, pero dijiste: “No quiero escuchar.” Y desde que eras joven te has portado así. Nunca has querido hacerme caso.
22 Por eso todos tus dirigentes serán arrastrados por el viento, y todos tus aliados serán llevados al cautiverio. Entonces tu ciudad quedará en vergüenza y confundida por causa de toda tu maldad.
23 Ahora habitas en el nido que te hiciste con los cedros del Líbano; pero ya te vendrán dolores, como de parturienta, ¡y entonces gemirás!
24 »Conías, hijo de Joacín y rey de Judá, yo te juro que voy a deshacerme de ti, aun cuando seas como un anillo en mi diestra.
—Palabra del Señor.25 »Voy a entregarte en manos de los que quieren matarte; en manos de aquellos que al verlos te hacen temblar. ¡Sí, voy a ponerte en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos!
26 Voy a hacer que a tu madre y a ti se los lleven cautivos, a un país extraño en donde no nacieron. ¡Allí morirán!
27 Con toda el alma querrán ustedes volver a su propio país, pero jamás volverán.»
28 Y este Conías, ¿es acaso una vasija rota y despreciada? ¿Es acaso un trasto que a nadie le importa? ¿Por qué fueron expulsados él y los suyos a un país que nunca antes conocieron?
29 ¡Tierra, tierra, tierra!, ¡oye la palabra del Señor!
30 Así ha dicho el Señor:
«Pongan por escrito que este hombre se quedó sin hijos, y que nada próspero le espera por el resto de su vida. Porque ninguno de sus hijos llegará a ocupar el trono de David, ni reinará sobre Judá.»