Con tu ayuda, saldremos victoriosos
SALMO 108 (107)
(1) Himno de David.
1 1 (2) Dios mío,
mi corazón está dispuesto
a cantarte himnos.
2 2 (3) ¡Voy a despertarme!
¡Despertaré al arpa y a la lira!
¡Despertaré al nuevo día!
3 3 (4) Dios mío,
yo te alabaré entre los pueblos;
te cantaré himnos entre las naciones.
4 4 (5) Tan grande y constante es tu amor
que llega hasta los cielos.
5 5 (6) Tú, mi Dios,
sobrepasas los cielos;
¡eres tan grande que cubres toda la tierra!
6 6 (7) Nosotros te somos fieles:
¡respóndenos!
¡Sálvanos con tu poder!
Así este pueblo que amas
quedará a salvo.
7 7 (8) Desde tu templo has declarado:
«Cuando yo triunfe,
repartiré entre mi pueblo
las tierras de Siquem
y las del valle de Sucot.
8 8 (9) Las tierras de Galaad son mías;
al norte están las tribus de José
para proteger a mi pueblo,
y en Judá he puesto al rey.
9 9 (10) Los de Moab son mis esclavos,
Edom es mi propiedad,
y en territorio filisteo
lanzo gritos de victoria».

10 10 (11) ¿Quién quiere llevarme
hasta la ciudad con muros?
¿Quién quiere enseñarme
el camino que lleva a Edom?
11 11 (12) ¡Tú, Dios mío,
te has alejado de nosotros
y ya no sales a pelear
al frente de nuestros ejércitos!
12 12 (13) La ayuda humana resulta inútil;
¡ayúdanos a vencer al enemigo!
13 13 (14) Dios nuestro, tú los vencerás;
¡con tu ayuda saldremos victoriosos!
Disposición a la alabanza
(Sal 57.7-11Sal 60.5-12)
Cántico. Salmo de David.
1 Mi corazón está dispuesto, Dios mío;
quiero cantar salmos en tu honor.
2 ¡Despierten, salterio y arpa,
que voy a despertar al nuevo día!
3 Yo, Señor, te alabaré entre los pueblos;
te cantaré salmos entre las naciones,
4 pues tu bondad es más grande que los cielos;
¡hasta las nubes llega tu verdad!

5 Tú, mi Dios, estás por encima de los cielos;
¡tu gloria domina toda la tierra!

6 ¡Sálvanos con tu diestra! ¡Respóndenos!
¡Así se salvará tu pueblo amado!

7 En su santuario, Dios ha sentenciado:
«Con gran alegría fraccionaré Siquén,
y dividiré en parcelas el valle de Sucot.
8 Galaad y Manasés me pertenecen,
Efraín es un yelmo en mi cabeza,
y Judá es un cetro en mi mano.
9 Moab es la vasija en que me lavo,
sobre Edom arrojaré mis sandalias,
y sobre Filistea proclamaré mi victoria.»

10 ¿Y quién me dará entrada en Edom?
¿Quién me hará entrar en esa ciudad amurallada?
11 ¿No eres tú, mi Dios, quien nos ha desechado?
¿No eres tú quien ya no sale con nuestros ejércitos?
12 Bríndanos tu apoyo contra el enemigo,
pues vana resulta la ayuda de los hombres.

13 Por ti, Dios nuestro, haremos proezas;
¡tú harás morder el polvo a nuestros enemigos!