Pacto de Dios con los israelitas
1-2 Dios le dijo a Moisés:
«Quiero que subas a la montaña, para hablar conmigo. Podrán acompañarte Aarón, Nadab, Abihú y setenta jefes israelitas. Pero no quiero que ninguno de ellos se acerque a donde yo estoy. Sólo tú podrás acercarte a mí. Cuando lleguen, quiero que se queden de rodillas a cierta distancia. Aparte de ellos, nadie más debe subir».
3 Moisés fue y les dijo a los israelitas todo lo que Dios había ordenado. Ellos estuvieron de acuerdo, y dijeron: «Haremos todo lo que Dios nos ha ordenado».
4 Moisés escribió allí todo lo que Dios le dijo. Al día siguiente, se levantó muy temprano y construyó un altar al pie de la montaña. Además, colocó doce piedras que representaban a las doce tribus de Israel. 5 Luego ordenó a unos jóvenes israelitas que presentaran a Dios unos toros como ofrenda de paz. 6 Moisés echó en unos recipientes la mitad de la sangre de los toros, y la otra mitad la roció sobre el altar. 7 Después tomó el libro del pacto y se lo leyó a los israelitas. Entonces ellos dijeron: «Cumpliremos todo lo que Dios nos ha ordenado».
8 Moisés tomó entonces la sangre que estaba en los recipientes, la roció sobre el pueblo, y dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes».
9 Moisés subió a la montaña con Aarón, Nadab, Abihú y los setenta jefes israelitas. 10-11 Allí todos estos israelitas vieron al Dios de Israel, y comieron y bebieron, pero Dios no les hizo ningún daño. Bajo los pies de Dios había algo tan brillante como el mismo cielo; ¡hasta parecía un piso de cristal azul!
Moisés sube al Sinaí
12 Después Dios le dijo a Moisés: «Sube a la montaña y espérame allí, porque voy a darte las tablas de piedra en las que he escrito las leyes y mandamientos para instruir al pueblo de Israel».
13 Moisés se preparó y subió al Sinaí junto con su ayudante Josué. 14 Antes de subir, les dijo a los jefes israelitas: «Esperen aquí, hasta que Josué y yo regresemos. Aarón y Hur se quedarán con ustedes para ayudarlos a resolver cualquier problema que tengan».
15-17 Después de esto, Moisés subió a la montaña del Sinaí. Allí, en la parte más alta, Dios se manifestó en todo su poder. A la vista de todos los israelitas, la gloria de Dios era como un fuego que todo lo consumía. Durante seis días la montaña quedó cubierta por una nube, y desde esa nube Dios llamó a Moisés al séptimo día. 18 Moisés entró en la nube, y permaneció en la montaña cuarenta días y cuarenta noches.
Pacto de Dios con los israelitas
1-2 Dios le dijo a Moisés:
«Quiero que subas a la montaña, para hablar conmigo. Podrán acompañarte Aarón, Nadab, Abihú y setenta jefes israelitas. Pero no quiero que ninguno de ellos se acerque a donde yo estoy. Sólo tú podrás acercarte a mí. Cuando lleguen, quiero que se queden de rodillas a cierta distancia. Aparte de ellos, nadie más debe subir».
3 Moisés fue y les dijo a los israelitas todo lo que Dios había ordenado. Ellos estuvieron de acuerdo, y dijeron: «Haremos todo lo que Dios nos ha ordenado».
4 Moisés escribió allí todo lo que Dios le dijo. Al día siguiente, se levantó muy temprano y construyó un altar al pie de la montaña. Además, colocó doce piedras que representaban a las doce tribus de Israel. 5 Luego ordenó a unos jóvenes israelitas que presentaran a Dios unos toros como ofrenda de paz. 6 Moisés echó en unos recipientes la mitad de la sangre de los toros, y la otra mitad la roció sobre el altar. 7 Después tomó el libro del pacto y se lo leyó a los israelitas. Entonces ellos dijeron: «Cumpliremos todo lo que Dios nos ha ordenado».
8 Moisés tomó entonces la sangre que estaba en los recipientes, la roció sobre el pueblo, y dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes».
9 Moisés subió a la montaña con Aarón, Nadab, Abihú y los setenta jefes israelitas. 10-11 Allí todos estos israelitas vieron al Dios de Israel, y comieron y bebieron, pero Dios no les hizo ningún daño. Bajo los pies de Dios había algo tan brillante como el mismo cielo; ¡hasta parecía un piso de cristal azul!
Moisés sube al Sinaí
12 Después Dios le dijo a Moisés: «Sube a la montaña y espérame allí, porque voy a darte las tablas de piedra en las que he escrito las leyes y mandamientos para instruir al pueblo de Israel».
13 Moisés se preparó y subió al Sinaí junto con su ayudante Josué. 14 Antes de subir, les dijo a los jefes israelitas: «Esperen aquí, hasta que Josué y yo regresemos. Aarón y Hur se quedarán con ustedes para ayudarlos a resolver cualquier problema que tengan».
15-17 Después de esto, Moisés subió a la montaña del Sinaí. Allí, en la parte más alta, Dios se manifestó en todo su poder. A la vista de todos los israelitas, la gloria de Dios era como un fuego que todo lo consumía. Durante seis días la montaña quedó cubierta por una nube, y desde esa nube Dios llamó a Moisés al séptimo día. 18 Moisés entró en la nube, y permaneció en la montaña cuarenta días y cuarenta noches.