Mensaje contra Jerusalén
1 Dios le mostró a Isaías lo que iba a hacer en el Valle de la Visión:
«¿Qué pasa en Jerusalén?
¿Por qué todos suben a las azoteas
y gritan de alegría?
»Es verdad que los enemigos se han retirado,
2 pero esta ciudad, que antes vivía alegre,
ahora está llena de muertos;
ninguno presentó pelea,
ninguno murió en batalla.
3 Nuestros jefes y soldados huyeron;
salieron corriendo,
pero fueron atrapados.
4 »¡Déjenme solo!,
no traten de consolarme.
Mi pueblo está en ruinas,
y quiero llorar y apagar mi tristeza.
5 »El Dios todopoderoso
nos ha enviado este terrible castigo.
En el Valle de la Visión
solo veo destrucción y terror.
¡El enemigo derribó nuestras murallas,
y se oyen gritos de dolor en las montañas!
6 »Los soldados de Elam y de Quir
llegaron en sus carros de guerra,
armados con escudos y flechas.
7 Sus carros de guerra llenaron
los hermosos valles de Jerusalén.
Los soldados y sus caballos
rodearon la ciudad.
8 ¡Judá quedó indefensa!»
Ese día nuestra gente se dio cuenta de que había armas en el Palacio del Bosque. 9-10 También se dieron cuenta de que los muros de Jerusalén estaban dañados; entonces revisaron las casas de la ciudad y derribaron algunas de ellas. Así tuvieron suficientes piedras para reparar los muros. Luego tomaron el agua del tanque viejo, 11 y llenaron un tanque que construyeron entre las dos murallas. Pero no se dieron cuenta de que fue Dios quien había planeado ese ataque desde hacía mucho tiempo.
No hay perdón para Jerusalén
12 Isaías dijo:
«El Dios todopoderoso les aconsejó
que debían ponerse a llorar
y vestirse de luto en señal de dolor.
13 Pero ustedes hicieron fiesta
y se llenaron de alegría;
comieron carne y tomaron vino,
y dijeron:
“Comamos y bebamos
que mañana moriremos”.
14 »Por eso Dios me dijo al oído:
“Yo soy el Dios todopoderoso,
y nunca les perdonaré este pecado”».
Cambio de funcionarios
15 El Dios todopoderoso le dijo a Isaías:
«Busca a Sená, el mayordomo del palacio, y dile:
16 “Y tú, ¿quién te crees?
¿Quién te dio permiso
para construirte una tumba
en el cementerio de los reyes?
17-19 ”Dios te quitará de tu puesto,
y serás la vergüenza de tu jefe.
Dios hará que te lleven como esclavo
a un país muy lejano.
Él te pateará con fuerza
y te arrojará a campo abierto,
como si fueras una pelota.
Allí morirás,
y de nada te servirán
tus famosos carros de guerra.
20 ”Escucha bien, Sená:
Dios llamará a Eliaquim, su leal servidor,
21 le dará tu puesto y tu misma autoridad.
Eliaquim será como un padre
para los habitantes de Jerusalén
y para la familia del rey de Judá.
22 Dios le entregará
el poder que tuvo el rey David.
Lo que Eliaquim ordene se cumplirá,
y nadie podrá contradecirlo.
23 Él será un orgullo para su familia,
y Dios lo protegerá de todo enemigo.
24 Toda su familia se sentirá orgullosa
y contará con su apoyo.
25 ”Pero llegará un día
en el que también Eliaquim pecará
junto con toda su familia
y todos los que en él confiaron.
El Dios todopoderoso
jura que así será”».
Mensaje contra Jerusalén
1 Dios le mostró a Isaías lo que iba a hacer en el Valle de la Visión:
«¿Qué pasa en Jerusalén?
¿Por qué todos suben a las azoteas
y gritan de alegría?
»Es verdad que los enemigos se han retirado,
2 pero esta ciudad, que antes vivía alegre,
ahora está llena de muertos;
ninguno presentó pelea,
ninguno murió en batalla.
3 Nuestros jefes y soldados huyeron;
salieron corriendo,
pero fueron atrapados.
4 »¡Déjenme solo!,
no traten de consolarme.
Mi pueblo está en ruinas,
y quiero llorar y apagar mi tristeza.
5 »El Dios todopoderoso
nos ha enviado este terrible castigo.
En el Valle de la Visión
solo veo destrucción y terror.
¡El enemigo derribó nuestras murallas,
y se oyen gritos de dolor en las montañas!
6 »Los soldados de Elam y de Quir
llegaron en sus carros de guerra,
armados con escudos y flechas.
7 Sus carros de guerra llenaron
los hermosos valles de Jerusalén.
Los soldados y sus caballos
rodearon la ciudad.
8 ¡Judá quedó indefensa!»
Ese día nuestra gente se dio cuenta de que había armas en el Palacio del Bosque. 9-10 También se dieron cuenta de que los muros de Jerusalén estaban dañados; entonces revisaron las casas de la ciudad y derribaron algunas de ellas. Así tuvieron suficientes piedras para reparar los muros. Luego tomaron el agua del tanque viejo, 11 y llenaron un tanque que construyeron entre las dos murallas. Pero no se dieron cuenta de que fue Dios quien había planeado ese ataque desde hacía mucho tiempo.
No hay perdón para Jerusalén
12 Isaías dijo:
«El Dios todopoderoso les aconsejó
que debían ponerse a llorar
y vestirse de luto en señal de dolor.
13 Pero ustedes hicieron fiesta
y se llenaron de alegría;
comieron carne y tomaron vino,
y dijeron:
“Comamos y bebamos
que mañana moriremos”.
14 »Por eso Dios me dijo al oído:
“Yo soy el Dios todopoderoso,
y nunca les perdonaré este pecado”».
Cambio de funcionarios
15 El Dios todopoderoso le dijo a Isaías:
«Busca a Sená, el mayordomo del palacio, y dile:
16 “Y tú, ¿quién te crees?
¿Quién te dio permiso
para construirte una tumba
en el cementerio de los reyes?
17-19 ”Dios te quitará de tu puesto,
y serás la vergüenza de tu jefe.
Dios hará que te lleven como esclavo
a un país muy lejano.
Él te pateará con fuerza
y te arrojará a campo abierto,
como si fueras una pelota.
Allí morirás,
y de nada te servirán
tus famosos carros de guerra.
20 ”Escucha bien, Sená:
Dios llamará a Eliaquim, su leal servidor,
21 le dará tu puesto y tu misma autoridad.
Eliaquim será como un padre
para los habitantes de Jerusalén
y para la familia del rey de Judá.
22 Dios le entregará
el poder que tuvo el rey David.
Lo que Eliaquim ordene se cumplirá,
y nadie podrá contradecirlo.
23 Él será un orgullo para su familia,
y Dios lo protegerá de todo enemigo.
24 Toda su familia se sentirá orgullosa
y contará con su apoyo.
25 ”Pero llegará un día
en el que también Eliaquim pecará
junto con toda su familia
y todos los que en él confiaron.
El Dios todopoderoso
jura que así será”».