Jeremías no debe casarse
1-3 Dios me dijo:
«Jeremías, no te cases en este país, ni tengas hijos ni hijas, porque de todos los que viven en este país, 4 algunos morirán de enfermedades horribles, otros morirán de hambre y otros en la guerra. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará. Sus cadáveres quedarán tendidos sobre el suelo, como si fueran basura, y con ellos se alimentarán las aves del cielo y los animales salvajes.
5 »He decidido retirar de este pueblo mi paz, mi amor y mi compasión. Así que no vayas a ningún entierro, ni llores por ningún muerto. 6 En este país todos morirán, sean ricos o pobres, y nadie llorará por ellos ni los sepultará, ni guardará luto. 7 Nadie ofrecerá una comida para consolar a los que hayan perdido a un ser querido. A nadie se le ofrecerá consuelo, aunque haya muerto su padre o su madre.
8 »Tampoco vayas a ninguna boda, ni comas ni bebas nada allí. 9 Yo, el todopoderoso Dios de Israel, te digo que pondré fin a los gritos de alegría y de entusiasmo, y a las canciones de los novios y de las novias. Eso lo verán con sus propios ojos.
10 »Cuando comuniques todo esto al pueblo, te van a preguntar por qué decidí enviarles esta terrible desgracia. También preguntarán si se han portado mal, y si acaso han pecado contra mí. 11 Respóndeles que eso les pasa porque sus antepasados me rechazaron, no obedecieron mis enseñanzas y creyeron en otros dioses, a los cuales sirvieron y adoraron. Te juro que así fue. 12 Pero diles que ellos son peores que sus antepasados, porque no me obedecen. Ellos insisten en llevar a cabo sus planes malvados. 13 Por eso no les voy a tener compasión. Más bien, los echaré fuera de esta tierra; los llevaré a un país que ni ellos ni sus antepasados conocieron. Allá tendrán que adorar a otros dioses, día y noche.
14 »Llegará el día en que ya no dirán: “Viva Dios, que sacó de Egipto a los israelitas”; 15 sino que dirán: “Viva Dios, que sacó a los israelitas del país de los asirios y de los babilonios, y de todos los países adonde los obligó a ir”. Pero yo te aseguro que, en el futuro, haré que vuelvan a la tierra que les regalé a sus antepasados.
16 »Por lo pronto, voy a hacer que vengan muchos enemigos, y que los pesquen como si fueran peces. Después de eso, haré que vengan muchos enemigos y los persigan por todas las montañas y colinas, y hasta en las grietas de las rocas, como si fueran cazadores tras su presa. 17 Yo estoy enterado de todo lo que ellos hacen, pues no hay nada que yo no sepa. Ellos no me pueden ocultar ninguno de sus pecados. 18 Antes que nada, les daré un castigo doble por los terribles pecados que han cometido. Le han quitado al país su buena fama; ¡lo han llenado de ídolos malolientes que no tienen vida!»
Oración de Jeremías
19-20 Yo, Jeremías, le rogué a Dios:
«Dios mío, tú me das nuevas fuerzas;
cuando me encuentro en peligro,
tú eres mi refugio.
Desde los lugares más lejanos del mundo
vendrán a ti las naciones, y dirán:
“Nuestros antepasados
fabricaron dioses falsos
que no sirven para nada”».
21 Dios me respondió:
«Voy a mostrarles mi gran poder;
ahora sabrán quién soy yo:
¡Yo soy el único Dios de Israel!»
Jeremías no debe casarse
1-3 Dios me dijo:
«Jeremías, no te cases en este país, ni tengas hijos ni hijas, porque de todos los que viven en este país, 4 algunos morirán de enfermedades horribles, otros morirán de hambre y otros en la guerra. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará. Sus cadáveres quedarán tendidos sobre el suelo, como si fueran basura, y con ellos se alimentarán las aves del cielo y los animales salvajes.
5 »He decidido retirar de este pueblo mi paz, mi amor y mi compasión. Así que no vayas a ningún entierro, ni llores por ningún muerto. 6 En este país todos morirán, sean ricos o pobres, y nadie llorará por ellos ni los sepultará, ni guardará luto. 7 Nadie ofrecerá una comida para consolar a los que hayan perdido a un ser querido. A nadie se le ofrecerá consuelo, aunque haya muerto su padre o su madre.
8 »Tampoco vayas a ninguna boda, ni comas ni bebas nada allí. 9 Yo, el todopoderoso Dios de Israel, te digo que pondré fin a los gritos de alegría y de entusiasmo, y a las canciones de los novios y de las novias. Eso lo verán con sus propios ojos.
10 »Cuando comuniques todo esto al pueblo, te van a preguntar por qué decidí enviarles esta terrible desgracia. También preguntarán si se han portado mal, y si acaso han pecado contra mí. 11 Respóndeles que eso les pasa porque sus antepasados me rechazaron, no obedecieron mis enseñanzas y creyeron en otros dioses, a los cuales sirvieron y adoraron. Te juro que así fue. 12 Pero diles que ellos son peores que sus antepasados, porque no me obedecen. Ellos insisten en llevar a cabo sus planes malvados. 13 Por eso no les voy a tener compasión. Más bien, los echaré fuera de esta tierra; los llevaré a un país que ni ellos ni sus antepasados conocieron. Allá tendrán que adorar a otros dioses, día y noche.
14 »Llegará el día en que ya no dirán: “Viva Dios, que sacó de Egipto a los israelitas”; 15 sino que dirán: “Viva Dios, que sacó a los israelitas del país de los asirios y de los babilonios, y de todos los países adonde los obligó a ir”. Pero yo te aseguro que, en el futuro, haré que vuelvan a la tierra que les regalé a sus antepasados.
16 »Por lo pronto, voy a hacer que vengan muchos enemigos, y que los pesquen como si fueran peces. Después de eso, haré que vengan muchos enemigos y los persigan por todas las montañas y colinas, y hasta en las grietas de las rocas, como si fueran cazadores tras su presa. 17 Yo estoy enterado de todo lo que ellos hacen, pues no hay nada que yo no sepa. Ellos no me pueden ocultar ninguno de sus pecados. 18 Antes que nada, les daré un castigo doble por los terribles pecados que han cometido. Le han quitado al país su buena fama; ¡lo han llenado de ídolos malolientes que no tienen vida!»
Oración de Jeremías
19-20 Yo, Jeremías, le rogué a Dios:
«Dios mío, tú me das nuevas fuerzas;
cuando me encuentro en peligro,
tú eres mi refugio.
Desde los lugares más lejanos del mundo
vendrán a ti las naciones, y dirán:
“Nuestros antepasados
fabricaron dioses falsos
que no sirven para nada”».
21 Dios me respondió:
«Voy a mostrarles mi gran poder;
ahora sabrán quién soy yo:
¡Yo soy el único Dios de Israel!»