Tercera participación de Elifaz
1 Entonces respondió Elifaz:
2 «Tú podrás ser muy sabio,
pero eso a Dios no le sirve de nada.
3 Nada gana el Dios todopoderoso
con que seas un hombre bueno.
4 Si realmente obedecieras a Dios,
él no te reclamaría nada.
5 ¡Pero tu maldad es demasiada,
y tus pecados ni se pueden contar!
6 Y hasta por deudas pequeñas
exigiste ropa en garantía,
¡y dejaste desnudo al pobre!
7 No dabas agua al que tenía sed,
ni comida al que tenía hambre.
8 Fuiste un hombre poderoso
que se adueñó de la tierra;
9 a las viudas no les diste nada,
y a los huérfanos les quitaste todo.
10 Por eso ahora te ves atrapado,
y de pronto te asustas,
11 como si anduvieras en la oscuridad,
o la corriente de un río te arrastrara.
12 »Dios está en los cielos,
entre las altas y lejanas estrellas.
13-14 Vive entre espesas nubes,
pero eso no le impide
ver y saber lo que haces.
Si crees que no puede vernos,
recuerda que él recorre el cielo
de un extremo al otro.
15 »Si quieres seguir
el ejemplo de los malvados,
16 recuerda que ellos murieron
en plena juventud,
cuando un río destruyó sus casas.
17-18 Aunque el Dios todopoderoso
les dio todo lo mejor,
ellos le exigieron
que los dejara tranquilos.
No creyeron que él los castigaría.
¡Pero yo no pienso como ellos!
19 »La gente buena e inocente
se burla de los malvados,
y al verlos en desgracia dicen:
20 “¡El fuego ha destruido
las riquezas de nuestros enemigos!”
21 »Job, ponte en paz con Dios;
y él te hará prosperar de nuevo.
22-23 Vuelve la mirada al Todopoderoso;
apréndete de memoria sus enseñanzas,
y él te devolverá la felicidad.
24-25 Arroja entre las piedras de los ríos
todo el oro y la plata que tienes,
y tu riqueza será Dios mismo.
26 Él te hará muy feliz,
y ya no sentirás vergüenza.
27 Si tú le cumples tus promesas,
él escuchará tus oraciones;
28 entonces te irá bien
en todo lo que hagas,
y tu vida estará siempre iluminada.
29 Dios humilla a los orgullosos,
y levanta a los humildes.
30 Dios salva al que es inocente;
si tú lo eres, también te salvará».
Tercera participación de Elifaz
1 Entonces respondió Elifaz:
2 «Tú podrás ser muy sabio,
pero eso a Dios no le sirve de nada.
3 Nada gana el Dios todopoderoso
con que seas un hombre bueno.
4 Si realmente obedecieras a Dios,
él no te reclamaría nada.
5 ¡Pero tu maldad es demasiada,
y tus pecados ni se pueden contar!
6 Y hasta por deudas pequeñas
exigiste ropa en garantía,
¡y dejaste desnudo al pobre!
7 No dabas agua al que tenía sed,
ni comida al que tenía hambre.
8 Fuiste un hombre poderoso
que se adueñó de la tierra;
9 a las viudas no les diste nada,
y a los huérfanos les quitaste todo.
10 Por eso ahora te ves atrapado,
y de pronto te asustas,
11 como si anduvieras en la oscuridad,
o la corriente de un río te arrastrara.
12 »Dios está en los cielos,
entre las altas y lejanas estrellas.
13-14 Vive entre espesas nubes,
pero eso no le impide
ver y saber lo que haces.
Si crees que no puede vernos,
recuerda que él recorre el cielo
de un extremo al otro.
15 »Si quieres seguir
el ejemplo de los malvados,
16 recuerda que ellos murieron
en plena juventud,
cuando un río destruyó sus casas.
17-18 Aunque el Dios todopoderoso
les dio todo lo mejor,
ellos le exigieron
que los dejara tranquilos.
No creyeron que él los castigaría.
¡Pero yo no pienso como ellos!
19 »La gente buena e inocente
se burla de los malvados,
y al verlos en desgracia dicen:
20 “¡El fuego ha destruido
las riquezas de nuestros enemigos!”
21 »Job, ponte en paz con Dios;
y él te hará prosperar de nuevo.
22-23 Vuelve la mirada al Todopoderoso;
apréndete de memoria sus enseñanzas,
y él te devolverá la felicidad.
24-25 Arroja entre las piedras de los ríos
todo el oro y la plata que tienes,
y tu riqueza será Dios mismo.
26 Él te hará muy feliz,
y ya no sentirás vergüenza.
27 Si tú le cumples tus promesas,
él escuchará tus oraciones;
28 entonces te irá bien
en todo lo que hagas,
y tu vida estará siempre iluminada.
29 Dios humilla a los orgullosos,
y levanta a los humildes.
30 Dios salva al que es inocente;
si tú lo eres, también te salvará».