Balaam bendice a los israelitas
1 Entonces Balaam le dijo a Balac: «Levanta aquí siete altares para que yo presente siete toros y siete carneros como ofrenda a Dios».
2 Balac hizo lo que Balaam le pidió. Luego los dos mataron a los toros y a los carneros, y colocaron un toro y un carnero en cada altar. 3 Entonces Balaam le dijo a Balac: «Quédate aquí. Yo debo esperar a que Dios venga y me diga lo que debo hacer».
Balaam se fue a un lugar alto y solitario. 4 Mientras él estaba allí, Dios se le apareció. Entonces Balaam le dijo:
—He presentado como ofrenda en tu honor siete toros y siete carneros en siete altares que mandé a construir.
5 Dios, entonces, le dio a Balaam este mensaje:
—Regresa a donde está Balac y repite el mensaje que te he dado.
6 Balaam regresó a donde estaban los altares y se encontró con Balac y todos los jefes de Moab. 7 Allí Balaam se puso a cantar:
«Balac, rey de Moab,
me trajo de los cerros de Arabia,
para maldecir a los israelitas
y para condenarlos.
8 »Pero no puedo oponerme
a lo que Dios me dijo:
“No maldigas a mi pueblo
ni lo condenes”.
9 »Desde lo más alto de las montañas
contemplo a ese pueblo especial.
Sí, desde las alturas
contemplo a ese pueblo obediente.
10 »¡Los israelitas son gente buena!
No hay quien pueda contarlos.
¡Los israelitas son gente de paz!
¡Ojalá llegue a ser como ellos!»
11 Al oír esto, Balac se quejó con Balaam:
—¿Qué te pasa? ¡Te traje para que maldigas a mis enemigos, y has hecho todo lo contrario!
Pero Balaam contestó:
12 —Yo solo puedo decir lo que Dios me manda.
Segunda bendición de Balaam
13 Entonces Balac le dijo:
—Ven conmigo, te llevaré a otro lugar. Quizá te animes a maldecir a ese pueblo si solo ves a un grupo pequeño.
14 Balac lo llevó al campo de Sofim, a la parte más alta del monte Pisgá. Allí construyó siete altares, y en cada uno de ellos sacrificó un toro y un carnero. 15 Luego Balaam le dijo a Balac: «Espérame aquí, junto a los altares, mientras yo voy a encontrarme con Dios».
16 Dios se le apareció a Balaam, y le dio este mensaje: «Regresa a donde está Balac, y repite el mensaje que te he dado».
17 Balaam regresó y encontró a Balac y a los jefes de Moab junto a los altares. Entonces Balac le preguntó:
—¿Qué te dijo Dios?
18 Y Balaam se puso a cantar:
«Balac hijo de Sipor,
¡levántate y óyeme bien!
19 »¡Dios no es como nosotros!
No dice mentira alguna
ni cambia de parecer.
Dios cumple lo que promete.
20 »Dios me ordenó
bendecir a su pueblo.
Él así lo mandó,
y no puedo evitarlo.
21 »Dios es el rey de Israel.
Él vive en medio de su pueblo.
Dios no les desea el mal
ni quiere causarles daño.
22 »Con una fuerza mayor
que la del búfalo,
Dios liberó de Egipto
a su pueblo.
23 »No hay brujería que funcione
contra el pueblo de Dios.
¡Miren todo lo bueno
que Dios ha hecho por él!
24 »Es como una manada de leones,
lista para atacar a su presa.
Israel no descansará
hasta ver vencido a su enemigo».
25 Entonces Balac le dijo a Balaam:
—¡Si no puedes maldecir a este pueblo, por lo menos no le desees que le vaya bien!
26 Pero Balaam le respondió:
—¡Ya te dije que no puedo desobedecer a Dios!
Tercera bendición de Balaam
27 Balac le volvió a decir:
—Ven. Te voy a llevar a otro lado. A lo mejor desde allí Dios te permite maldecir a los israelitas.
28 Y Balac llevó a Balaam a la parte más alta del monte Peor. Desde allí se puede ver todo el desierto. 29 Balaam le dijo a Balac:
—Construye siete altares para ofrecerle a Dios siete toros y siete carneros.
30 Cuando Balac terminó de construir los altares, Balaam presentó como ofrenda un toro y un carnero en cada altar.
Balaam bendice a los israelitas
1 Entonces Balaam le dijo a Balac: «Levanta aquí siete altares para que yo presente siete toros y siete carneros como ofrenda a Dios».
2 Balac hizo lo que Balaam le pidió. Luego los dos mataron a los toros y a los carneros, y colocaron un toro y un carnero en cada altar. 3 Entonces Balaam le dijo a Balac: «Quédate aquí. Yo debo esperar a que Dios venga y me diga lo que debo hacer».
Balaam se fue a un lugar alto y solitario. 4 Mientras él estaba allí, Dios se le apareció. Entonces Balaam le dijo:
—He presentado como ofrenda en tu honor siete toros y siete carneros en siete altares que mandé a construir.
5 Dios, entonces, le dio a Balaam este mensaje:
—Regresa a donde está Balac y repite el mensaje que te he dado.
6 Balaam regresó a donde estaban los altares y se encontró con Balac y todos los jefes de Moab. 7 Allí Balaam se puso a cantar:
«Balac, rey de Moab,
me trajo de los cerros de Arabia,
para maldecir a los israelitas
y para condenarlos.
8 »Pero no puedo oponerme
a lo que Dios me dijo:
“No maldigas a mi pueblo
ni lo condenes”.
9 »Desde lo más alto de las montañas
contemplo a ese pueblo especial.
Sí, desde las alturas
contemplo a ese pueblo obediente.
10 »¡Los israelitas son gente buena!
No hay quien pueda contarlos.
¡Los israelitas son gente de paz!
¡Ojalá llegue a ser como ellos!»
11 Al oír esto, Balac se quejó con Balaam:
—¿Qué te pasa? ¡Te traje para que maldigas a mis enemigos, y has hecho todo lo contrario!
Pero Balaam contestó:
12 —Yo solo puedo decir lo que Dios me manda.
Segunda bendición de Balaam
13 Entonces Balac le dijo:
—Ven conmigo, te llevaré a otro lugar. Quizá te animes a maldecir a ese pueblo si solo ves a un grupo pequeño.
14 Balac lo llevó al campo de Sofim, a la parte más alta del monte Pisgá. Allí construyó siete altares, y en cada uno de ellos sacrificó un toro y un carnero. 15 Luego Balaam le dijo a Balac: «Espérame aquí, junto a los altares, mientras yo voy a encontrarme con Dios».
16 Dios se le apareció a Balaam, y le dio este mensaje: «Regresa a donde está Balac, y repite el mensaje que te he dado».
17 Balaam regresó y encontró a Balac y a los jefes de Moab junto a los altares. Entonces Balac le preguntó:
—¿Qué te dijo Dios?
18 Y Balaam se puso a cantar:
«Balac hijo de Sipor,
¡levántate y óyeme bien!
19 »¡Dios no es como nosotros!
No dice mentira alguna
ni cambia de parecer.
Dios cumple lo que promete.
20 »Dios me ordenó
bendecir a su pueblo.
Él así lo mandó,
y no puedo evitarlo.
21 »Dios es el rey de Israel.
Él vive en medio de su pueblo.
Dios no les desea el mal
ni quiere causarles daño.
22 »Con una fuerza mayor
que la del búfalo,
Dios liberó de Egipto
a su pueblo.
23 »No hay brujería que funcione
contra el pueblo de Dios.
¡Miren todo lo bueno
que Dios ha hecho por él!
24 »Es como una manada de leones,
lista para atacar a su presa.
Israel no descansará
hasta ver vencido a su enemigo».
25 Entonces Balac le dijo a Balaam:
—¡Si no puedes maldecir a este pueblo, por lo menos no le desees que le vaya bien!
26 Pero Balaam le respondió:
—¡Ya te dije que no puedo desobedecer a Dios!
Tercera bendición de Balaam
27 Balac le volvió a decir:
—Ven. Te voy a llevar a otro lado. A lo mejor desde allí Dios te permite maldecir a los israelitas.
28 Y Balac llevó a Balaam a la parte más alta del monte Peor. Desde allí se puede ver todo el desierto. 29 Balaam le dijo a Balac:
—Construye siete altares para ofrecerle a Dios siete toros y siete carneros.
30 Cuando Balac terminó de construir los altares, Balaam presentó como ofrenda un toro y un carnero en cada altar.