¡Cuidado con lo que haces! ¡Cuidado con lo que dices!
1 Dios rechaza a los tramposos,
pero acepta a los honrados.
2 El orgulloso termina en la vergüenza,
y el humilde llega a ser sabio.
3 Al bueno lo guía la justicia;
al traidor lo destruye la hipocresía.
4 Cuando te enfrentes al Gran Juez,
de nada te servirán las riquezas;
solo haciendo lo que es justo
te librarás de la muerte.
5 Cuando somos honrados,
todo en la vida es más fácil;
pero a los malvados
su propia maldad los destruye.
6 Cuando somos honrados,
estamos a salvo del mal;
pero a los traidores
su ambición los domina.
7 Cuando mueren los malvados,
mueren con ellos su esperanza
y sus sueños de grandeza.
8 A los malvados les cae la desgracia,
pero los buenos quedan a salvo.
9 Los chismes de los malvados
destruyen a sus semejantes,
pero a la gente honrada
la salva la sabiduría.
10 Cuando los buenos triunfan,
la ciudad se alegra;
cuando los malvados mueren,
todo el mundo hace fiesta.
11 La presencia de los buenos
trae bienestar a la ciudad;
la presencia de los malvados
solo le trae desgracias.
12 El que es imprudente
critica a su amigo;
el que piensa lo que dice
sabe cuándo guardar silencio.
13 La gente chismosa todo lo cuenta;
la gente confiable sabe callar.
14 Sin buenos gobernantes,
la nación fracasa;
con muchos consejeros
puede salvarse.
15 Si te comprometes a pagar
las deudas de un desconocido,
te metes en grandes problemas;
evita esos compromisos
y vivirás tranquilo.
16 La mujer bondadosa
gana respeto,
y el hombre emprendedor
gana riquezas.
17 Compadécete de los demás
y te harás bien a ti mismo;
pero si les haces daño,
el daño te lo harás tú.
18 Las ganancias del malvado
no son más que una mentira;
la verdadera ganancia
consiste en hacer el bien.
19 El premio del bueno es la vida,
y el del malvado es la muerte.
20 Dios no soporta a los malvados,
pues piensan solo en la maldad;
en cambio a la gente honrada
le muestra su bondad.
21 Una cosa es segura:
Los malvados no quedarán sin castigo,
pero la gente buena se salvará.
22 La mujer bella pero tonta
es como anillo de oro
en la trompa de un cerdo.
23 Los deseos de los buenos
siempre traen bendición;
los deseos de los malos
solo traen destrucción.
24 Quienes son generosos,
reciben en abundancia;
quienes ni sus deudas pagan,
acaban en la miseria.
25 El que es generoso, progresa;
el que siembra, también cosecha.
26 Al que esconde el trigo
para venderlo más caro,
la gente lo maldice;
al que lo vende a buen precio,
la gente lo bendice.
27 Trata de hacer el bien,
y te ganarás amigos;
busca hacer la maldad,
y el mal te destruirá.
28 Quien confía en sus riquezas,
se encamina al fracaso;
pero quien es honrado
camina seguro al triunfo.
29 El tonto que daña a su familia
acaba perdiéndolo todo,
y termina siendo esclavo del sabio.
30 El premio de los buenos
es la vida misma,
y el premio de los sabios
es el aprecio de la gente.
31 Si aquí en la tierra
los buenos reciben su recompensa,
¡con más razón reciben su merecido
los malvados y los pecadores!
¡Cuidado con lo que haces! ¡Cuidado con lo que dices!
1 Dios rechaza a los tramposos,
pero acepta a los honrados.
2 El orgulloso termina en la vergüenza,
y el humilde llega a ser sabio.
3 Al bueno lo guía la justicia;
al traidor lo destruye la hipocresía.
4 Cuando te enfrentes al Gran Juez,
de nada te servirán las riquezas;
solo haciendo lo que es justo
te librarás de la muerte.
5 Cuando somos honrados,
todo en la vida es más fácil;
pero a los malvados
su propia maldad los destruye.
6 Cuando somos honrados,
estamos a salvo del mal;
pero a los traidores
su ambición los domina.
7 Cuando mueren los malvados,
mueren con ellos su esperanza
y sus sueños de grandeza.
8 A los malvados les cae la desgracia,
pero los buenos quedan a salvo.
9 Los chismes de los malvados
destruyen a sus semejantes,
pero a la gente honrada
la salva la sabiduría.
10 Cuando los buenos triunfan,
la ciudad se alegra;
cuando los malvados mueren,
todo el mundo hace fiesta.
11 La presencia de los buenos
trae bienestar a la ciudad;
la presencia de los malvados
solo le trae desgracias.
12 El que es imprudente
critica a su amigo;
el que piensa lo que dice
sabe cuándo guardar silencio.
13 La gente chismosa todo lo cuenta;
la gente confiable sabe callar.
14 Sin buenos gobernantes,
la nación fracasa;
con muchos consejeros
puede salvarse.
15 Si te comprometes a pagar
las deudas de un desconocido,
te metes en grandes problemas;
evita esos compromisos
y vivirás tranquilo.
16 La mujer bondadosa
gana respeto,
y el hombre emprendedor
gana riquezas.
17 Compadécete de los demás
y te harás bien a ti mismo;
pero si les haces daño,
el daño te lo harás tú.
18 Las ganancias del malvado
no son más que una mentira;
la verdadera ganancia
consiste en hacer el bien.
19 El premio del bueno es la vida,
y el del malvado es la muerte.
20 Dios no soporta a los malvados,
pues piensan solo en la maldad;
en cambio a la gente honrada
le muestra su bondad.
21 Una cosa es segura:
Los malvados no quedarán sin castigo,
pero la gente buena se salvará.
22 La mujer bella pero tonta
es como anillo de oro
en la trompa de un cerdo.
23 Los deseos de los buenos
siempre traen bendición;
los deseos de los malos
solo traen destrucción.
24 Quienes son generosos,
reciben en abundancia;
quienes ni sus deudas pagan,
acaban en la miseria.
25 El que es generoso, progresa;
el que siembra, también cosecha.
26 Al que esconde el trigo
para venderlo más caro,
la gente lo maldice;
al que lo vende a buen precio,
la gente lo bendice.
27 Trata de hacer el bien,
y te ganarás amigos;
busca hacer la maldad,
y el mal te destruirá.
28 Quien confía en sus riquezas,
se encamina al fracaso;
pero quien es honrado
camina seguro al triunfo.
29 El tonto que daña a su familia
acaba perdiéndolo todo,
y termina siendo esclavo del sabio.
30 El premio de los buenos
es la vida misma,
y el premio de los sabios
es el aprecio de la gente.
31 Si aquí en la tierra
los buenos reciben su recompensa,
¡con más razón reciben su merecido
los malvados y los pecadores!