El valor de la humildad
1 La respuesta amable calma el enojo;
la respuesta grosera lo enciende más.
2 Cuando los sabios hablan,
comparten sus conocimientos;
cuando los tontos hablan,
solo dicen tonterías.
3 Dios está en todas partes,
y vigila a buenos y a malos.
4 Las palabras que brindan consuelo
son la mejor medicina;
las palabras dichas con mala intención
son causa de mucha tristeza.
5 El que es tonto no acepta
que su padre lo corrija,
pero el que es sabio
acepta la corrección.
6 A la familia del hombre honrado
nunca le falta nada;
al malvado sus ganancias
le traen grandes problemas.
7 Cuando los sabios hablan,
comparten su conocimiento;
¡los ignorantes no hacen esto
ni con el pensamiento!
8 A Dios no le agradan
las ofrendas de los malvados,
pero recibe con agrado
las oraciones de la gente buena.
9 A Dios no le agrada
la conducta de los malvados,
pero les muestra su amor
a los que aman la justicia.
10 Un buen castigo merece
quien muestra mala conducta;
hasta merece la muerte
quien no acepta ser corregido.
11 Para Dios no están ocultos
la tumba ni la muerte,
ni tampoco nuestros pensamientos.
12 Al malcriado no le gusta
que nadie lo corrija,
ni se junta con los sabios.
13 La tristeza y la alegría
se reflejan en la cara.
14 Los que aman el conocimiento
siempre buscan aprender más;
pero los ignorantes hablan
y solo dicen tonterías.
15 Para el que anda triste,
todos los días son malos;
para el que anda feliz,
todos los días son alegres.
16 Más vale ser pobre y obedecer a Dios
que ser rico y vivir en problemas.
17 Las verduras son mejores que la carne
cuando se comen con amor.
18 Quien fácilmente se enoja,
fácilmente entra en pleito;
quien mantiene la calma,
mantiene la paz.
19 ¡Qué difícil es la vida
para el que es perezoso!
¡Y qué fácil es la vida
para la persona honrada!
20 El hijo sabio alegra a sus padres;
el hijo tonto los avergüenza.
21 El tonto encuentra muy graciosa
su falta de inteligencia;
el que es inteligente
corrige su conducta.
22 Ningún proyecto prospera
si no hay buena dirección;
los proyectos que alcanzan el éxito
son los que están bien dirigidos.
23 Es muy bueno dar buenas respuestas,
pero responder a tiempo es aún mejor.
24 Los sabios van rumbo al cielo;
los tontos, rumbo a la muerte.
25 Dios derriba la casa del orgulloso,
pero protege los terrenos de las viudas.
26 Dios no soporta los planes malvados,
pero le agradan las palabras amables.
27 El que siempre quiere tener más
hace daño a su familia,
pero el que no vende su honradez
a cambio de dinero,
tendrá una larga vida.
28 El bueno piensa antes de responder;
el malvado habla y deja ver su maldad.
29 Dios se aparta de los malvados,
pero escucha la oración de los buenos.
30 Una mirada amistosa alegra el corazón;
una buena noticia renueva las fuerzas.
31 Si quieres ser sabio,
acepta las correcciones
que buscan mejorar tu vida.
32 Quien no acepta la corrección
se hace daño a sí mismo;
quien la acepta, gana en entendimiento.
33 Quien obedece a Dios
gana en sabiduría y disciplina;
quien quiera recibir honores
debe empezar por ser humilde.
El valor de la humildad
1 La respuesta amable calma el enojo;
la respuesta grosera lo enciende más.
2 Cuando los sabios hablan,
comparten sus conocimientos;
cuando los tontos hablan,
solo dicen tonterías.
3 Dios está en todas partes,
y vigila a buenos y a malos.
4 Las palabras que brindan consuelo
son la mejor medicina;
las palabras dichas con mala intención
son causa de mucha tristeza.
5 El que es tonto no acepta
que su padre lo corrija,
pero el que es sabio
acepta la corrección.
6 A la familia del hombre honrado
nunca le falta nada;
al malvado sus ganancias
le traen grandes problemas.
7 Cuando los sabios hablan,
comparten su conocimiento;
¡los ignorantes no hacen esto
ni con el pensamiento!
8 A Dios no le agradan
las ofrendas de los malvados,
pero recibe con agrado
las oraciones de la gente buena.
9 A Dios no le agrada
la conducta de los malvados,
pero les muestra su amor
a los que aman la justicia.
10 Un buen castigo merece
quien muestra mala conducta;
hasta merece la muerte
quien no acepta ser corregido.
11 Para Dios no están ocultos
la tumba ni la muerte,
ni tampoco nuestros pensamientos.
12 Al malcriado no le gusta
que nadie lo corrija,
ni se junta con los sabios.
13 La tristeza y la alegría
se reflejan en la cara.
14 Los que aman el conocimiento
siempre buscan aprender más;
pero los ignorantes hablan
y solo dicen tonterías.
15 Para el que anda triste,
todos los días son malos;
para el que anda feliz,
todos los días son alegres.
16 Más vale ser pobre y obedecer a Dios
que ser rico y vivir en problemas.
17 Las verduras son mejores que la carne
cuando se comen con amor.
18 Quien fácilmente se enoja,
fácilmente entra en pleito;
quien mantiene la calma,
mantiene la paz.
19 ¡Qué difícil es la vida
para el que es perezoso!
¡Y qué fácil es la vida
para la persona honrada!
20 El hijo sabio alegra a sus padres;
el hijo tonto los avergüenza.
21 El tonto encuentra muy graciosa
su falta de inteligencia;
el que es inteligente
corrige su conducta.
22 Ningún proyecto prospera
si no hay buena dirección;
los proyectos que alcanzan el éxito
son los que están bien dirigidos.
23 Es muy bueno dar buenas respuestas,
pero responder a tiempo es aún mejor.
24 Los sabios van rumbo al cielo;
los tontos, rumbo a la muerte.
25 Dios derriba la casa del orgulloso,
pero protege los terrenos de las viudas.
26 Dios no soporta los planes malvados,
pero le agradan las palabras amables.
27 El que siempre quiere tener más
hace daño a su familia,
pero el que no vende su honradez
a cambio de dinero,
tendrá una larga vida.
28 El bueno piensa antes de responder;
el malvado habla y deja ver su maldad.
29 Dios se aparta de los malvados,
pero escucha la oración de los buenos.
30 Una mirada amistosa alegra el corazón;
una buena noticia renueva las fuerzas.
31 Si quieres ser sabio,
acepta las correcciones
que buscan mejorar tu vida.
32 Quien no acepta la corrección
se hace daño a sí mismo;
quien la acepta, gana en entendimiento.
33 Quien obedece a Dios
gana en sabiduría y disciplina;
quien quiera recibir honores
debe empezar por ser humilde.